sábado, 28 de febrero de 2009

FORMACION DEL PUBLICO LECTOR


Son muchos los años ya que venimos dialogando con Danilo Sánchez Lihón sobre el ejercicio de la lectura, la importancia y trascendencia de su práctica, las estrategias de su enseñanza, la promoción del público lector, la selección y difusión masiva y asequible de los impresos y de todos los registros que se han sumado a través de la historia para responder a la natural capacidad lectora de la realidad que es propia de los seres humanos.

Porque el punto de partida del leer no está en las Ferias del Libro, ni en los impresos, ni en los registros electrónicos, ni siquiera en el descubrimiento de la escritura. El ejercicio de la lectura comienza con la percepción de la realidad circundante, con los nombres que van distinguiendo cada uno de sus elementos, con la fantasía que se enciende al contacto con ellos y la paulatina comprensión de su significado por la familiaridad de su empleo cotidiano. Conforme se afinan nuestros sentidos y se va definiendo la disposición y capacidad de movimiento pleno y libre de nuestra corporalidad se van afinando y definiendo los medios que nos permitirán la lectura del mundo. El primer problema pareciera que se resuelve espontáneamente, sin embargo es el más complejo porque significa la organización mental de los datos que la realidad nos ofrece en un conglomerado coherente pero indiferenciado. Los siglos de elaboración que el hombre requirió para llegar a las lenguas, a esa capacidad de nombrar las cosas del mundo. -¿Qué otra cosa no es una palabra que una manera de distinguir, de clasificar?- es el primer gran proceso heredado culturalmente. En el principio es el verbo porque sin verbo no hay reclamo posible, no hay comunicación compleja y todo quedaría limitado a contactos y señas directos indicadores de aquello a lo que nos referimos. Los primeros órganos de verbalización son los brazos, las manos y el tacto, a los que siguen y superan en precisión y complejidad las sonoridades vocales que finalmente la lengua, los labios, los dientes y el velo del paladar transforman en las palabras.

Cuando la escritura fue inventada, los seres humanos leían el mundo y lo nombraban y habían imaginado muchas explicaciones sobre el origen de las cosas y fenómenos que veían, y posteriormente estas explicaciones las habían volcado en un primer gran modelo explicativo que los antroporformizó y divinizó y les confirió dimensión religiosa. La Ciencia llegaría después para enfrentar esta primera interpretación y, como no lograra ponerse de acuerdo con la Religión , cada una siguió sus vertientes de desarrollo.

Y el hombre escribió en rollos de cerámica, en papiros, en pieles de animales, en las paredes de las cuevas y en los edificios, hasta que finalmente la ciencia proporcionó la imprenta y con ella la posibilidad de grabar la escritura y producir muchos impresos y, si se quería, empastarlos y darles la forma de ese cálido y cómodo agente de lectura de la escritura que es el libro. Pero, es justamente el libro el que ha provocado que hoy podamos afirmar que no siempre leer es importante porque en el libro- bien lo sabemos- pueden imprimirse muchas frivolidades sin límite de censura, porque el libro puede ser un agente de escapismo de la realidad, porque de hecho es una realidad de segunda mano, una interpretación a la que hay que consumir críticamente.

Es sobre este complejo paquete de problemas que trata progresivamente el último mensaje que sobre la lectura nos hace llegar DSL en el libro que hoy presentamos Lectura en el Hogar, la Escuela y Aldea Global. En sus páginas, progresivamente, luego de un cálido mensaje lleno de ternura y optimismo sobre el significado de la lectura, toman la posta responsable padres, maestros y comunidad que en los ámbitos del hogar, la escuela y la aldea global- asumiendo la denominación de Mac Luhan- deben propiciar la afición por la práctica de la lectura como un acto en el que el hombre debe ser iniciado desde que es concebido y que debe continuar recreativamente en la escuela como una afirmación de la libertad en todos los momentos de la vida, responsabilizándose los gobiernos, a través de políticas y leyes específicas, del acceso a la lectura.

Dime lo que lees y te diré quién eres

Una de las nefastas costumbres que aprovecho y propició el gobierno del último presidente que fugó fue la cultura del titular. Las personas eran desprestigiadas por los titulares de los pasquines que el gobierno sostenía. Ésta no es sino una de las muchas formas de alienar con la lectura por eso es que la lectura de los impresos para ser importante debe partir de qué leemos. Dime lo que lees y te diré quien eres.

La segunda estrategia es la de las formas de lectura. Dime cómo lees y te diré como vives. Porque una cosa es leer simplemente para enterarse de lo escrito, otra, reflexionar al ritmo de lo leído y otra muy diferente dialogar con el escritor, inspirándose en lo que se va leyendo y polemizando con sus ideas ir generando las nuestras. Finalmente, hay una lectura que reclama construcción de imágenes mentales derivadas, invención de universos, generación de personajes, en fin toda una actitud demiúrgica que es el fundamento del por qué en este momento de la historia todavía la lectura de libros es más estimulante para la mente que ver televisión.

Mucho es lo que habría que comentar sobre Lectura en el Hogar, en la Escuela y Aldea Global, pero queden estas palabras de presentación como motivación e invitación a leer esta nueva huella de la fecunda y larga caminata catequizante de ese gran promotor y difusor de la lectura que es DSL.
Leído en la presentación de Lectura en el Hogar, en la escuela y Aldea Globañ. de Danilo Sánchez Lihón.

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