domingo, 31 de agosto de 2008

Los méritos de Alicia y Felipe

Los invito a penetrar de puntillas a participar de esta evocación. Lamento mucho no poder pasarles el vídeo de la misma porque el lugar donde lo grabé es inabordable por ninguna acción de espionaje o contraespionaje. Pero hago público el testimonio porque en estos días de exhibición de la indignidad es bueno hacer públicos los gestos vitales de dignidad que hacen del Perú un gran país, aunque muchos de sus mismos hijos algunas veces no lo reconozcan.

Creo profundamente en el Perú porque peruanos son mis amigos a los que admiro tanto, a los que cito y con los que me cito para conversar de las buenas cosas del mundo y de las malas también. El hecho de que ocupe aquí esta noche un lugar preferencial es un delicado privilegio que agradezco. Feliz ocasión ésta de rendir homenaje y hacer pública declaración de amor y admiración a dos de estos amigos míos: Alcia Saco y Felipe Rivas Mendo, de ejemplar trayectoria por un camino hecho en cuarenta años de incesante bregar en el campo del teatro, que en el Perú significan siempre cuatro décadas de terquedad y de talento no siempre valorados en la medida de sus merecimientos.

En este sentido, no es muy justo que deba rendir homenaje a ambos en una única ceremonia, pues ambos merecen una particular. Será tal vez porque los dos comparten por estos días un mismo montaje o porque en mi recuerdo los dos comparten similares rasgos de seriedad y ordenamiento profesional. Les confesaré que para mí es muy cálido referirme a los dos porque, por rara casualidad, son dos personas a las que amo y admiro por igual, y he recibido de ellos en más de una ocasión muestras de fidelidad amical. A ambos los reúne en mi mente la ponderación y espíritu de fineza que siempre han demostrado. Para una persona como yo, que normalmente respondo más a mis ancestros populares, esto es una importante distinción. No negaré que Felipe me divierte con su jocundia chocarrera como de viejo campesino, aunque nunca haya frecuentado el campo. Así lo veo yo y creo que sus títeres también porque los he escuchado hablar cuando él ya no los manipula. Y en el ritmo nervioso del hablar de Alicia presiento, siento y compruebo su exquisita sensibilidad.

Hay un momento en la vida en que somos el presente de un futuro incierto. Cuando evocamos esos momentos en las vidas de las personas no evocamos a las personas mismas sino al brote de lo que son en el tiempo de la evocación. Alicia y Felipe se encuentran en este momento en ese estadío de mi memoria.

Asumiré el personaje de antiguo caballero y respetando el protocolo hablaré de la dama primero. Y la dama limeña aquí presente a quien evoco esta noche es en mi recuerdo una inquietante adolescente que proyecta un tímido temblor de sexualidad evidentemente aun no desplegado y apenas anunciado a los ojos de quienes a fuerza de haber frecuentado para entonces desde diez años atrás situaciones similares sabemos ver y sentir más allá de lo que nos ofrece los nervios del estreno. Se nota que hace un personaje totalmente ajeno a sus experiencias en "Ratones y Hombres", de Steinbeck en versión escénica y dirección de Alonso Alegría. Pero no desentona porque el grupo esta íntegramente conformado por jóvenes, incluido el director, y responde al nombre de ALBA. En ese momento, ya conocemos al caballero que nos acompaña. Pero el que traigo a mi mente es un joven chiclayano impetuoso y amigable que las filas de Talía han albergado como actor y que luego en el Club de Teatro de Lima ha afirmado sus aficiones bajo la siempre sabia conducción y consejo de Don Reynaldo D´Amore. Ya es conocido como activo aunque apresurado titiritero, mirándolo con la tolerancia de los tiempos. No precisa la cronología de mi disco duro si a la joven la he visto antes o la voy a ver haciendo de la niña en "El Jardín de Mónica", de Sara Joffré, en el escenario del Sótano de la Maison de France, donde funciona el Club de Teatro de Lima. Una vez más dirigida por Alonso Alegría. Lo que sí recuerdo es que al caballero lo he visto en una función en un colegio, preludio de las miles de funciones que sospecho a esta altura debe haber dado ya en todos los colegios del Perú.

Por un momento pierdo el rastro de la hermosa joven en la memoria, pero me parece verla en el TUC de Ricardo Blume. Pero de él estoy seguro que esta siguiendo a una delicada y activa doncella, chiclayana como él, que en el futuro será doña Teresa Belloso de Rivas Mendo.
No es mi intención hacer la biografía indocumentada de ambos personajes, pero sí el dar testimonio de la manera más vívida de su vehemencia y de su tesón por afirmarse en sus aficiones: el teatro de títeres y el teatro dramático.
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Ahora se desdibuja mi tolerante recuerdo y abordo implacable una crítica a su labor artística. ¿Cómo es la estética de Alicia y de Felipe? Porque la huella final de una trayectoria artística no son las cualidades personales sino las de las obras realizadas. Voy a ejercer función de crítico en la historia y no refiriéndome al último montaje. Y otra vez tendré que confiarme a la evocación por agrupación de recuerdos.

Alicia es una directora matemática, ordenada, clara. De propuestas austeras. Recuerdo que en la época de los primeros montajes de La Alforja sus actores sacaban de una gran canasta los vestidos y elementos de la obra. La propuesta armonizaba con las exigencias de "Santiago el Pajarero", de Julio Ramón Ribeyro, obra esquemática a la que se le puede hacer mucho daño si se pretende montarla con una aparatosa parafernalia. De su estética escénica podemos decir que es precisa y puntual. Esto en arte significa que no hay más metáfora que la que surge de la limpia relación de los personajes en escena, sin apoyarlos en mayor aparataje espectacular. Inclusive, cuando se trata de Bertolt Brecht, de quien le vi el montaje de "El Círculo de Tiza Caucasiano", que tanto se presta al despliegue de vestuario y otros elementos. Que su austeridad responde a una conciente decisión estilística lo demuestra el que afirmó sus aficiones directrices en Rumania. Estudió en el Instituto de Arte Teatral y Cinematográfico de Bucarest. Posiblemente, también se trate de una exigencia de los limitados recursos financieros con que se cuenta en nuestro medio para hacer teatro. En todo caso se trata de una feliz armonización de los medios y los logros.

Con Felipe, de gran experiencia e imaginación generosa, hemos trabajado juntos en los años setenta en el Instituto Nacional de Teleducación, produciendo el más bello programa para niños de nuestra televisión educativa: La Casa de Cartón, dirigida por Jorge Chiarella y en la que Felipe cumplía la labor de libretista. Por entonces él continuaba su labor de difusor trahumante del teatro de títeres por todo el Perú. Años después consolidó su arte cuando recibió el legado de las Marionetas de Barranco de los esposos Solari. También ha visitado otros países. Ha trabajado con niños en diversas situaciones de desarrollo. Por años escuchamos de sus experiencias en el Seminario "El Niño y el Arte" y en los talleres del Centro Cultural Nosotros donde colaboramos con Myriam Reátegui. De sus inquietudes experimentales da testimonio el hecho de que ha trabajado con diversos grupos de niños. Que yo sepa es el único que ha trabajado con niños ciegos o sordos.

Ambos se han dedicado a la educación. Alicia es básica y fundamentalmente una directora de teatro, pero también es una excelente profesora de actuación y trabajó eficaz y eficientemente con su reconocida seriedad y ponderación durante la etapa que desempeñó la dirección de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático. También, por su especialidad universitaria es profesora de Literatura ha hecho docencia en colegios de Lima.
En su Casa de Barranco, Felipe mantuvo por años cursos de títeres para maestros que igualmente ha dictado en Universidades y otras instituciones. Es fundador del Instituto Peruano del Títere.

El teatro es una actividad que exige rigor, disciplina, entrega, manejo limpio de las relaciones humanas. Alicia tiene un acendrado espíritu de justicia e imparcialidad que la convierte en una persona ejemplar. Felipe es igualmente un gran colaborador, muy bien informado y un convincente promotor. Aparte de que su memoria de los hechos culturales de los últimos años es valiosa y precisa y sin preferencias excluyentes. Que yo sepa ninguno de los dos se ha limitado a frecuentar un único círculo. Recuerdo que cuando Myriam Reátegui dirigía la revista Creart y yo era el jefe de Redacción le solicité una relación de titiriteros y él me brindo una lista exhaustiva con teléfonos y direcciones. Aunque ligada al TUC por su formación Alicia también participa de la vida teatral y ha hecho montajes en diversos espacios el TUC, el Cocolido y muy especialmente en su fecundo período de profesora en la ENSAD.

De ambos publicamos semblanzas en la revista CREART. En el N 4, de Nov 83 decíamos de Felipe "Ha fomentado en todo el país el interés y fervor por los títeres. Es grande el número de grupos que han recibido sus consejos iniciales y reciben permanentemente aliento de este titiritero trashumante que durante más de veinte años de incansable difusión de su arte ha logrado generar un vivo interés entre profesores y aficionados al arte de los muñecos de trapo y de cartón. En 1980 fue invitado especialmente al IX Prix Jeuneusse International, evento al que concurren las mejores producciones mundiales de programas de cine y TV para niños y jóvenes. Ha recorrido otras tierras de América.

El N 8, de Marzo 84 albergó a Alicia Saco:"Limeña...viene presentando en el Cocolido "La lección de los cactus" de A. Fugard Ha representado obras de León Felipe, Pirandello, Juan Ruiz de Alarcón y Moliere, entre otros. Ha dirigido piezas de Cervantes, García Lorca, Brecht, Chéjov, César Rengifo, Arrabal, S. Salazar Bondy, Julio Ramón Ribeyro, Grégor Díaz, Darío Fo. Trabajó con Augusto Boal en la Campaña de Alfabetización Integral (ALFIN) dictando cursos de teatro popular para alfabetizadores. Condujo el Programa Cultural Imágenes en el Canal 4 de Lima.

Los dos son escritores. Felipe Rivas Mendo ha escrito obras para el Retablillo y Alicia Saco a quien esta vez la menciono después, porque posteriormente a Felipe ha publicado cuentos y escrito obras de teatro. Y ahora los tenemos en Casa Abierta compartiendo el montaje de la obra de Alicia.

Estamos rindiendo homenaje a dos artistas no sólo creadores sino docentes de su arte que han jalonado con seriedad una vida de entrega a una vocación indeclinable. De sus obras artísticas la historia del teatro peruano reconocerá el aporte de ser los pioneros de un teatro de identidad e identificación por su forma y contenido. De su ciclo docente estoy seguro que sus alumnos recogerán en algunos momentos de su trabajo fragmentos del maestro que se olvida porque afirma nuestro propio ser. Yo como su amigo y fiel admirador rubrico esta noche de evocación el respetuoso reconocimiento de quien se siente muy honrado de compartir la intimidad de sus almas.

Me preguntaba mi hijo Rodrigo el origen del aplauso y en realidad no lo sé. Pero de lo que estoy seguro es que no hay testimonio más grato al artista que escucharlo. Un aplauso de cuarenta años es imposible de dar aunque significativamente en su energía el estruendo reemplace al tiempo. El teatro arte efímero por naturaleza no podía tener otro galardón más apropiado que el efímero estruendo del aplauso. Así Brecht escribió "Ovation Für Shaw", para reconocer la docencia ejercida sobre su obra por George Bernard Shaw, el que a su vez había reconocido la docencia de Ibsen en "La quintaesencia del ibsenismo".

Alicia Saco y Felipe Rivas Mendo, artistas y maestros, merecen más que esta limitada exposición de mis recuerdos, una cerrada ovación de claque bien pagada por cuarenta años de fidelidad al teatro.

sábado, 30 de agosto de 2008

Homenaje a Elva Alcandré

Hay un artista en la sociedad que ha hecho de su capacidad para la recreación de no una sino de muchas vidas, su función esencial. Un artista que ofrenda su presencia a una galería de imágenes humanas que sin él apenas si son una idea intangible, aunque siempre inquietante. Tales: los actores y actrices de teatro, verdaderos exorcistas de humanidad que promueven en nosotros las más variadas emociones al enfrentarnos a nuestra propia imagen sobre la escena. Hoy rendimos homenaje a uno de estos creadores de seres imaginarios a nuestra semejanza: Elva Alcandré, gran señora de la escena nacional.

La primera imagen que tengo de Elva Alcandré es la de una bella joven actriz al lado de Carlos Velásquez en una de las portadas de la Revista Escena que editaba Guillermo Ugarte Chamorro, entonces Director de la Escuela Nacional de Arte Escénico (ENAE). La fotografía era de La Carroza del Santo Sacramento, de Próspero Merimée, obra en la que Carlos hacía del Virrey Amat y Elva interpretaba a Micaela Villegas, la Perricholi. Cito esta obra y este personaje porque, en cierta forma en ella se anunciaban los valores artísticos que han distinguido desde mediados de la década del cincuenta, la presencia escénica de la que hoy saludamos como a gran señora de la escena peruana. artista del teatro, gestora y gestante de más de cientosetenta personajes en su fecunda trayectoria profesional, sensibilidad extendida más allá de sí misma hasta tocar la fibra sensitiva y reflexiva del público espectador que al conjuro de su arte la ha admirado durante estos años en la escena nacional y en muchos países. Poco tiempo son diez minutos para reseñar todos los méritos creativos que honran al Municipio de Lima al concederle esta noche el reconocimiento de la Comuna a su fidelidad indeclinable a la creación teatral.

Son más de cuatro décadas en las que Elva Alcandré ha desplegado gracia, finura, talento, belleza e intensidad interpretativas. Cualidades que le han permitido asumir obras de tonos tan extremos como "El Médico a Palos", de Moliere, "Los días felices", de Claude André Pugget, "Un Espíritu Burlón", de Noel Coward o "Prohibido suicidarse en Primavera", de Alejandro Casona.

En la Compañía Nacional de Comedias, de la cual participó en varias temporadas, interpreta "Frutos de la Educación", de Felipe Pardo y Aliaga, y "Un Juguete", de Manuel Ascencio Segura. Pronto su calidad y espíritu trashumante, tan propio de la gente de escena, integra la Compañía de Alberto Albán y viaja a Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica presentando en tres años cientos de funciones y un variadísimo repertorio de más de veinte obras.

Cuando en 1962 vuelve a Lima actúa en el teatro Universitario de San Marcos obras de Edgardo Pérez Luna, "Orfeo en las Tinieblas" y de Julio Ortega, "Varios rostros del verano". Participa, dirigida por Phillipe Toledano, en "Ocho Mujeres", obra en la que se reunió a las ocho mejores actrices peruanas y en la cual Elva tuvo destacadísima actuación. En nueva etapa de la Compañía Nacional de Comedias, estrena en el teatro La Cabaña, dirigida por Jorge Sánchez Pauli. "La Corcova", de la dramaturga peruana, Elena Portocarrero. Son los años en que José Vilar inicia temporadas permanentes en la Sala Alzedo y Elba es contratada para estas puestas.

Con el grupo Las Máscaras hace "El mar profundo y azul" de Terence Rattigan y obtiene el premio anual a la mejor actriz, distinción que recibirá en varias ocasiones.

Con la Asociación de Artistas Aficionados interpreta "Raíces", de Arnold Wesker, dirigida por Ricardo Roca Rey, y "Mañana te lo diré", que fuera llevada a escena por Ricardo Blume. Nuevamente Roca Rey la convoca para actuar en "La brujas de Salem", de Arthur Miller. Su versatilidad escénica le permite alternar en la Compañía de Lola Vilar-Leonardo Torres en obras como "Mamá con niña", "La Ratonera", "La Visita inesperada", "La Corbata" "Las tres perfectas casadas".

Con el actor Luis La Roca forma compañía y presentan "El Canto de la Cigarra" y "El último de los amantes ardientes". Con esta obra viaja en 1980 a Guayaquil, invitada a representar al Perú en el Primer Festival Internacional de Teatro Cómico, acompañada del actor Ernesto Cabrejos. Su actuación es considerada la mejor del Festival. Los lauros se continúan por su notable interpretación, al lado de Hernando Cortés en "Quién le tienen miedo a Virginia Wolf", de Edward Albee, y nuevamente obtiene el premio anual a la mejor actriz. Igual distinción recibiría por su interpretación de Blanche Dubois en "Un tranvía llamado deseo", con el grupo La Compañía dirigida por Joaquín Vargas.

Luego de actuar para la Compañía de Manuel Sabatini y ser dirigida por Mario Rivera del Carpio, actúa con el Teatro Nacional Popular en "El pájaro azul", de Mauricio Maeterlinck, "La Muerte de un Viajante", de Arthur Miller" y "Los Siete contra Tebas", de Esquilo. Por su actuación en "La Noche de los Asesinos", de José Triana, en el Teatro Universitario de San Marcos, dirigida por Sergio Arrau, nuevamente serían reconocidos sus merecimientos. En 1982 es nominada por la prensa como la mejor actriz del año.

Al cumplir sus Bodas de Plata profesionales presenta "Casa de Muñecas", de Enrique Ibsen.

En 1984 viaja a Colombia y Ecuador con la Compañía de Manuel Sabatini. Para el canal 10 de Guayaquil graba una serie de 48 obras para el programa "Teatro como en el teatro". Como una extensión natural de su actividad vuelve a Ecuador con la Compañía de Elsye Villar-Raúl Varela cubriendo el país del norte con un repertorio de más de 25 obras. En Guayaquil actúa también con el Teatro Experimental, la Alianza Francesa y la Casa de la Cultura.

La última década del siglo la encuentra trabajando en Ecuavisa, canal 2, de Guayaquil en sucesivas telenovelas. En 1993 vuelve a Lima y presenta en el teatro Británico "Las penas saben nadar", de Abelardo Estorino. En 1994 acompaña a Tito Salas. En 1995, la Embajada del Perú en Bolivia auspicia la presentación de "Las penas saben nadar" y el recital "Poetas Latinoamericanos". Vuelve a Lima y en el teatro Real de Lima estrena "Todo en el jardín".

Aunque venía practicándolo desde mucho antes, es a partir de 1996 que se hace más constante su presentación en recitales de poesía donde Elva se muestra como una exquisita y atinada intéprete de grandes poetas de la literatura Universal. En ese año ofrece recitales y actúa en el Centro Cultural Ricardo Palma, de Miraflores, "El beso de la mujer araña", de Manuel Puig. Los años siguientes en el mismo espacio desarrollará labor docente a partir de su rica experiencia escénica. En 1999 es contratada por Osvaldo Cattone para actuar en "Como vivir sin un hombre y no morir en el intento", en el teatro Marsano. El año pasado, sin dejar de ofrecer sus recitales poéticos, presentó en la Pontificia Universidad Católica "Las penas saben nadar" y fue contratada para actuar en "Medea", de Eurípides, en la Alianza Francesa, de Miraflores. Actualmente nos acompaña en la lectura antológica de la comedia universal que realizamos los segundos y terceros lunes de cada mes en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano de Lima.

Elva, actriz de radio, televisión y delicada recitadora recibe en su persona el homenaje a todos los actores y actrices peruanos en el Día Mundial del Teatro a celebrarse el 27 de Marzo. En los siglos se pierde la más natural y espontánea forma de este reconocimiento que espero le sepamos tributar de todo corazón, aunque no lleguemos a sumar en intensidad y prolongación a todos los aplausos recibidos en su fecundo camino artístico.

viernes, 29 de agosto de 2008

Alma de Maestro

La primera pregunta que me sugiere el libro de Danilo Sánchez Lihón que esta noche debía presentar en Trujillo, ceremonia a la que hoy llego a través de la lectura de Myriam Reátegui, en cuya sensible capacidad de animar la palabra me apoyo, es un libro afirmativo que genera múltiples interrogantes.

La primera y más honda es indudablemente si el alma se hereda, si hay un código genético que permita la continuidad en el tiempo de esa realidad íntima, etérea, personal, exclusiva e inabordable que es el alma. Y se suma a esta ya difícil cuestión, una segunda de no menos misteriosa y difícil respuesta ¿Se puede en la carrera de la vida recibir la posta de una existencia y continuarla con mayor vigor hasta resucitarla, reencarnarla, actualizarla viviente, y tornada simiente nuevamente sembrarla? ¿Será acaso éste el sentido más humano del misterio de la Santísima Trinidad? La extensión del conocimiento que ya no es padre, ni es hijo, ni es espíritu santo, sino un solo impulso de verdad transmitida y acrecentada hasta dar sentido al tiempo de nuestras vidas. Porque Alma de Maestro es eso: la prolongación con espíritu santo, de la palabra del padre en el hijo, de la palabra del maestro en sus alumnos, de la palabra del hombre en los hombres.

Tan imbricada es esta unicidad que podríamos invertir el texto y leerlo como si fuese al mismo Danilo Sánchez Lihón, a quien rinde homenaje su orgulloso padre. Porque quien revela también un Alma Grande (Mahatma) de Maestro es Danilo Sánchez Lihón. Y en esta conjunción padre e hijo se hermanan con el alma de su gran paisano universal, César Vallejo y evocan los días en las orejas de su burro; ingenioso bruto cruelmente desprestigiado como símbolo de la ignorancia, por los ignorantes.

Acostumbrados como nos tiene Danilo Sánchez Lihón con sus publicaciones de registro vario, Alma de Maestro, testimonia, evoca y conduce al encuentro de ese raro especimen en proceso de extinción que es el educador, conductor de almas y él mismo un alma dispuesta a prolongarse e inaugurarse perpetuamente diferente en el alma de sus alumnos. Multiplicador de peces y panes, que hoy clama en el desierto de la indiferencia o del desamparo, frente a la abundancia despilfarrada.
Saludo al Mensaje de Amor Filial y Pedagógico que portan las líneas de Alma de Maestro, y provisionalmente me respondo que posiblemente el alma se hereda por contacto cotidiano con el ejemplo de sus acciones, y que es precisamente en la convivencia con ellas donde se recoge el testimonio que nos impulsa a continuar la carrera hacia la perfección del hombre.

Porque el mejor futuro es el buen presente, reitero una vez más a mi amigo Danilo Sánchez Lihón, sembrador de rosas blancas, mi admiración y cariño; y de mi jardín recojo una yo también y se la entrego, esperando que todos ustedes porten en sus manos la suya cuando la recojan del jardín de humanidad que es Alma de Maestro.

Trujillo, 16 de Agosto de 2002

jueves, 28 de agosto de 2008

Los Sprunkos en pos de Ipakankure

Convocado por Casandra, vengo a rendir homenaje a la obra de César Vega Herrera, (Arequipa, 1936), obrero, vendedor, dibujante, periodista de vida intensa que finalmente lo definió sobre todo como escritor. Es extraño que una promotora cultural asuma como nombre el de una loca visionaria, virgen consagrada a Apolo que Agamenón en el mayor rapto de orgullo y abuso de poder llevó a Micenas, para terminar asesinado ignominiosamente por su esposa Clitemnestra, y su amante Egisto, primo de él, con fundamentadas razones entre las que no fue la menor el haber traido a Casandra consigo como trofeo de su triunfo en Troya. Acostumbrados a ver rendir homenajes redundantes, con breves ceremonias muchas veces mal organizadas, me he sentido identificado con la preocupación y el esmero puesto en cada uno de los detalles de lo que resultará en este mes una suerte de antología de la obra de CVH, que hace tiempo merecía este reconocimiento por la coherencia de su obra en la que se refleja con tanta claridad aspectos indiscutibles de nuestra idiosincracia.

La producción literaria de César Vega Herrera transita por dos vías complementarias: el teatro y el cuento, para adultos y para niños. En ambas ha sido galardonado con sendos premios nacionales e internacionales. El Teatro Universitario de San Marcos le otorgó la primera distinción por La Reina de la Primavera, retitulada luego como El Padrino y en 1978 por su obra histórica Por la Patria. Es Premio Nacional de Literatura Infantil por La Noche de los Sprunkos. Obtiene en España el Tirso de Molina 1976 por ¿Qué sucedió en Pazos?. Casa de las Américas distinguió a Ipakankure. Centromín Perú, en 1988 premia su cuento Crónica para un rey y la Dirección Nacional de Teatro en 1989 seleccionó y apoyó la creación de una de sus obras más singulares: Ari, ari, guaguamundo, sobre la visión de la conquista de Huamán Poma de Ayala.

Los mundos que frecuenta CVH son la fantasía dentro del realismo mágico latinoamericano, la leyenda, la historia, la crónica social. Siendo ejemplo de estas líneas creativas: La Noche de los Sprunkos, delicada narración poblada de seres creados por la imaginación de los niños pero que se imponen como una realidad tangible más sólida que la realidad misma en la que viven. En este mismo cauce transcurre Pasakón, otro cuento de Sprunkos con una visión singular de la miseria. Obras como Un muchacho llamado Tim, que fuera uno de los cuentos de su primer libro Muerte del Ángel, estrenada por el elenco de alumnos de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático presenta el mundo sórdido y criminal del hijo del capitalismo. Cuando veo en la perspectiva del tiempo esta obra siento que toda la crueldad despiadada que en ella se proponía se ha quedado corta ante las demostraciones de cinismo y vesanía de que han hecho exhibición por estos años los gobernantes de Estados Unidos. Estado febril y tanático que llevó al autor a plantear que Tim era sólo un loco escapado del manicomio, aunque ahora él debe estar de acuerdo con que los excesos de Bush no son precisamente los de un loco escapado del manicomio sino de un criminal en abuso total e impune de su poder devastador y genocida.

¿Qué sucedió en Pazos? Estrenada en el Teatro La Cabaña planteaba la responsabilidad de los artistas frente a la realidad y los límites del arte parea responder a este reto. Criticada en su momento, la historia se ha encargado de darle la razón una vez más al autor cuando hoy vemos convertidos en creadores áulicos a quienes fungieron de adalides del teatro de izquierda, cortesanos ilustradores de las reuniones de aquellos a quienes satanizaron otrora.

Pero, no nos imaginemos por esto que CVH es un crítico agudo y mordaz, no. Antes bien, su producción trasunta la dolorosa ternura de quien ama una tierra donde no logra aun sembrarse ni fructificar la libertad con pan para todos. Tal es el caso de El Padrino, donde una niña, elegida reina de la Primavera, es violada la noche de su coronación por su padrino, hundiéndose a partir de esta frustración en un pesimismo que la lleva a la decisión final del suicidio.

¿Podríamos decir por esto que la producción de CVH es tanática y desesperanzada? Creo que una de las claves para aproximarse a una respuesta correcta es sumergirse en una de sus primeras creaciones emblemáticas. Ipakankure. Ipakankure, como los Sprunkos es un sonoro vocablo creado por el autor. Pero, en el caso de estos dos amigos marginales que viven en una pensión compartiendo miserias hay asomos de esperanza, es verdad que una esperanza un tanto abstracta, difusa e indefinida, pero esperanza al fin que resume acaso una actitud que los peruanos hemos tenido siempre y nos ha permitido sobrevivir a tanta desdicha. No es casualidad que uno de ellos sea vendedor ambulante, ya que sabemos CVH vivió esta experiencia laboral. Es una ironía de la historia que en los años siguientes a Ipakankure la informalidad haya salvado la economía de las mayorías. Ipakankure evoca también ese apego a un golpe de suerte que yo siempre comparo y no gratuitamente con La de cuatro mil, de Leonidas Yerovi, que no por casualidad transcurre también en una pensión de mala muerte. Las peripecias en torno al billete premiado hoy multiplicadas en la realidad en tanto casino lleno de tragamonedas que juegan con la ansiedad de los ludópatas, jóvenes, adultos y ancianos peruanos que jugamos a la Tinka con la expectativa de ver lograda en un golpe de suerte lo que la vida nos ha quedado debiendo y que apenas cubre nuestro magro sueldo de jubilados. ¿Han reparado que el aumento de sueldo es un movimiento archipiélago donde cada gremio lucha independientemente por lograr mejorar sus haberes sin importarle cómo le irá al otro después que a ellos les otorguen el paliativo que mal traduce sus aspiraciones económicas?

Nos han vuelto un país de egoístas donde cada cual para su santo trata de salvarse a como dé lugar sin importarle los demás. Sumergidos y contaminados en mayor o menor grado de la corrupción que se critica a voz en cuello. ¿Acaso Vladimiro Montesinos no demostró que todos tenían su precio y que era cuestión de tener el dinero contante y sonante en el bolsillo para ablandar las más duras honorabilidades?

CVH es un escritor espontáneo, sus textos son claros y directos, no hay en él forzamiento alguno. Recuerdo que cuando se estrenó Ipakankure, que tiene evidentes asociaciones con Esperando a Godot de Samuel Beckett, muchos lo identificábamos con el absurdo metafísico de este autor. El tiempo nos ha permitido darnos cuenta que en todo caso, o somos los peruanos un tanto beckettianos en nuestros omportamientos, o simplemente es el tono del autor que por reproducir de manera directa nuestra forma de ser trasunta finalmente el absurdo existencial en el que sobrevivimos todos los peruanos. Pero, a diferencia de Beckett no hay en esta obra nihilismo alguno sino que dentro de la relación de los amigos se filtra una armonía a levantarse juntos que puede ser nuestra salvación como pueblo.

Desde esta perspectiva y vista en su conjunto la creación de CVH trasunta honradez, integridad y, en su sinceridad, y en la presencia sencilla y honorable del autor está el ejemplo más palpable de que aun es posible construir un país lleno de esperanzas, que aun es posible clamar por Ipakankure y brindar a nuestros niños muchas noches mágicas pobladas de los Sprunkos de la felicidad, de la saciedad, de la plenitud.

Felicitaciones a Casandra por la plausible iniciativa de rendir homenaje a CVH, homenajes que esperamos continúen con otros de nuestros autores olvidados.

miércoles, 27 de agosto de 2008

César Urueta Alcántara, Hombre de Teatro

Para un hombre de teatro que, como César Urueta Alcántara, ha representado más de docientas obras teatrales, que ha dirigido más de ciento ochenta, que ha participado y promovido tres mil funciones de difusión, recorriendo nuestro Perú, que ha formado y aún forma parte de la televisión, a la que llegó desde sus inicios, así como a los del renacimiento del cine peruano; para un hombre de teatro, reconocido como maestro de varias generaciones de actores y directores, la distinción de la comuna limeña a otorgársele en este acto, convertido en una de las ceremonias centrales que, con motivo del Día Mundial del Teatro, se realizan todos los años, más que un reconocimiento a su persona, de por sí ya galardonada por el tiempo y la significación histórica de su obra, reafirma la sensibilidad de quienes con tanto acierto han acordado este homenaje.

Nacido en Casagrande, en época de persecuciones políticas, quedó finalmente registrado como limeño luego de la huida de sus padres que , por los días iniciales de Enero en que fue hecha, rememora la célebre de Egipto. Alumno de Luis Álvarez en sus años de estudiante secundario, la década del cincuenta lo vio también como aprendiz de actor en la Escuela Nacional de Arte Escénico, la inolvidable ENAE de Guillermo Ugarte Chamorro, donde compartimos aulas y sueños de iniciación profesional. En el Bartolomé Herrera realizó por entonces notable labor formativa teatral y llevó al elenco de esa Gran Unidad Escolar al Campeonato Interescolar que organizaba el diario Última Hora con la conducción de César Chávarri Neyra; como tal intervino en las emisiones que el naciente Canal 4 hacía de las obras de los finalistas de estos eventos, Dichosos años en los que a la TV peruana aún no le parecían malas palabras cultura y educación.

Ya en los años sesenta colaboró con Guillermo Ugarte Chamorro como profesor y director del Teatro Universitario de San Marcos y se integró al elenco de Histrión, teatro de arte. Son muchos los montajes que compartimos en nuestra institución. Recuerdo que me correspondió dirigirlo en el primer desnudo del teatro peruano, como personaje central de la obra Savonarola, de Michel Souffrant, y podría hacer larga y puntual enumeración de sus excelentes composiciones como actor, pero resaltaré por su trascendencia en la historia del teatro peruano su interpretación de un loco erotómano en Marat Sade, de Peter Weiss. Posteriormente nos ha brindado una compleja antología de su arte al lado de las principales figuras de la escena nacional.

Como maestro y promotor organizó el teatro de la Universidad Federico Villarreal, donde habilitó el auditorio Ollanta. Como funcionario ha sido Director Nacional y Director Ejecutivo del Instituto Nacional de Cultura y Director de Cultura, Educación, Deportes y Turismo del Municipio de Lima.

Son tantas las facetas profesionales de César Urtueta como hombre del teatro y de la cultura que la más breve síntesis excedería el tiempo aquí dispuesto para su presentación pero, como hermanos en el arte y en la vida que somos, yo puedo afirmar que la vida de César Urueta es sobre todo el ejercicio de una profunda conciencia gremial, conciencia que lo ha llevado a ser un permanente militante en la lucha por las reivindicaciones laborales de los artistas del espectáculo en el Perú, en Latinoamérica y el Mundo. Reelegido cuatro períodos consecutivos por méritos indiscutibles como Secretario General del Sindicato de Artistas e Intérpretes del Perú (SAIP), Secretario General del Bloque Latinoamericano de Actores (BLADA) y miembro del Buró de la Federación Internacional de Actores (FIA) es actual Secretario General de la Federación Nacional de Trabajadores Artistas del Espectáculo (FENTAEP) y Organizador y Presidente de la Asociación Nacional de Artistas e Intérpretes del Espectáculo (ANAEI) promotora que permitirá que en el país se reconozcan por fin los derechos de autoría de los actores sobre sus creaciones y se les pague por toda repetición que vaya más allá de las que dispone el contrato que originó su creación. En esta misma línea, César Urueta es uno de los constantes inspiradores y promotores de la Ley del Artista, anhelado instrumento legal que en sucesivas legislaturas se ha venido posponiendo. A pesar de estas continuas decepciones, al ver frustrado su esfuerzo y el de sus colaboradores, César continúa bregando con la esperanza de que nuestro inoperante parlamento nacional alguna vez se dé cuenta que el arte es una actividad laboral como cualquier otra y que el trabajador artista requiere también de leyes que reconozcan sus derechos.

En el Perú, no es extraño encontrar personas que le propongan todavía a un actor o cantante o bailarín hacer una función gratuita, situación que me parece, el único profesional que la comparte con nosotros es el médico, al que también se le solicitan consultas gratis. Todavía es misérrima la partida destinada al pago por función teatral que dan las pocas instituciones que mantienen actividades artísticas permanentes. Es verdad que hay grupos y actores a los que se les paga bastante bien y que, por su reconocida calidad, pueden organizar espectáculos para la Bienal de Lima, la CONFIEP, o para el Gobierno Central, pero estas agrupaciones constituyen la onerosa excepción que muchas veces impide la regla. ¿Acaso no se repite con esta práctica la misma figura del mercado laboral donde la mayoría gana miserias y hay unos cuantos gerentes y altos ejecutivos que ganan en un mes los que muchos no alcanzarían a ganar juntos en un año?. Es arduo luchar por este tipo de reivindicaciones, acostumbrados como estamos a ver en el artista un ser que nos brinda diversión y al que los pasquines convierten en carne de cañón para satisfacer su necesidad de escándalo para circular. Este cuestionable ejercicio irrestricto, no de la noble y sólida libertad de prensa, sino del libertinaje del libelo que atenta contra la dignidad de la persona y del ciudadano debe ser sancionado. No es cierto que cada cual elige de lo que hay en plaza lo que quiere, pues hoy la cultura del titular ha convertido a nuestros puestos de expendio de diarios y revistas en un hacinamiento de basura al lado de saludables proposiciones y este desconcierto no da pie a elección sino que provoca confusión. Pues bien, una Ley del Artista también es necesaria por estas razones, para premunir al ciudadano artista de instrumentos con los cuales poder plantear ante los tribunales el respeto a su vida íntima. Y en esta línea de lucha, nada fácil, en este camino empedrado ha transcurrido la vida de César Urueta con fidelidad ejemplar, por suerte sin tener que huir, como en los azarosos días iniciales de su existencia.

Por eso cuando lo vean sobre el escenario, en la televisión o en el cine, desplegar el fuerte temperamento que distingue su estilo, la riqueza compositiva de su personaje y el sabio manejo del decir teatral, cuando lo escuchen hablar con la experiencia de los años honestamente vividos, sobre la ética el artista y sus derechos, no escuchen o vean en él únicamente al efímero intéprete digno de aplauso o al maestro al que siempre habrá que agradecer; sepan sencillamente que están apreciando una figura más del complejo caleidoscopio que es la vida de este hombre de teatro conciente de su profesión, que continúa en amplio gesto de sembrador enseñando a las nuevas generaciones la dignidad del arte teatral.

Tal lo que mis ojos y mi cariño ven, y que hoy testimonio para vuestros ojos y vuestro cariño, en la limpia trayectoria de César Urueta Alcántara.

martes, 26 de agosto de 2008

Los Imaginarios Escénicos de Grégor Díaz

" Teatro Peruano: Quince Obras"

La extensión de las piezas teatrales que integran Teatro Peruano: Quince Obras, de Grégor Díaz, ofrece la posibilidad de intentar un inventario aproximado de los imaginarios que sustentan la teatralidad de su producción. Entendiendo por teatralidad, el empleo característico que hace un autor de las posibilidades escénicas para construir las imágenes que dan cuenta de su visión del mundo.


Fundamentalmente, Grégor Díaz es un dramaturgo de la clase media emergente en la urbe. Referencia urbana que lo relaciona con artistas peruanos de otras áreas; especialmente con los cuentos de Julio Ramón Ribeyro y con las pinturas de Víctor Humareda. Comparte con los cuentos del primero, uno de los cuales aparece teatralizado en la antología(1), una cierta tristeza o tendencia a la lipemanía(2). Con el segundo lo emparenta su condición de provinciano desarraigado que sobrevive en la capital para testimoniar espacios, personajes y situaciones de derrelicción. Plásticamente, el personaje Cry Cry de Sitio al sitio es una prostituta extraída de la galería del pintor puneño. La urbanidad en el teatro de G.D. se formula integralmente en la espacialidad, los actantes, los personajes y los sociolectos de las situaciones dramáticas.


El itinerario de su espacialidad comprende las calles y va desde el antiguo callejón de un solo caño hasta el callejón moderno verticalizado, que es el edificio de departamentos. Sólo dos obras de las quince de la antología suceden en lugares públicos, pero igualmente urbanos: la cantina y el sótano de un Ministerio (3). En esta espacialidad, el vecindario es el personaje colectivo y macrocósmico que le permite representar el comportamiento de seres humanos instalados precariamente en lugares que no son los suyos. Hay en estos personajes una búsqueda del sitio, del territorio propio donde anclar, que alcanza notas angustiosas. Es la condición del provinciano emigrante que vive como barco a la deriva en el mar de la capital. Aun en la calle, el sitio del ambulante no es su sitio; aunque debe defender a cualquier precio aquél en el que se ha instalado por invasión


Invadir espacios marginales en los alrededores de Lima para hacer sus viviendas ha sido práctica habitual de los provincianos emigrantes, desde hace cincuenta años. Estas invasiones han originado asentamientos humanos que se conocieron en un principio como barriadas y que hoy eufemísticamente se llaman oficialmente pueblos jóvenes. Estos espacios están señalados, ya que por la extracción de clase de sus moradores siempre habrá linderos, líneas divisorias. El teatro de G.D. consigna la forma como se da el juego entre Cercados y Cercadores.

José.- ¿ Por qué tuve que salir de Surquillo? ¿ Por qué no me quedé allí? ¡ Maldita sea... en Lima no me siento bien, no estoy a mi gusto, me encuentro como en corral ajeno... no sé atar ni desatar! Me siento ahora como si estuviera al otro lado de la línea del tranvía, como cuando era niño.
Rosa.- Hablas por hablar y te haces daño...
José.- La línea del tranvía dividía Surquillo de Miraflores. Hacia el mar, los ricos; al otro lado, nosotros. Y esto, Rosa, aunque te parezca exagerado, pesa mucho sobre uno. Al costado de la línea, paralelamente a ella, camino al mar, corría la acequia. Allí se hundían, naufragaban nuestros barcos de papel. La acequia estaba a nuestro lado. Ahora ha cambiado la situación, ya no está la línea... ahora nos divide la Vía Expresa: hacia el mar, los ricos; al otro lado, los pobres.(4)

Los personajes que habitan y se movilizan en estos espacios son en su mayoría marginales: parejas jóvenes, empleados subalternos, subempleados, ambulantes o desocupados, mendigos, que actúan como seres representativos de su estrato social y no caracteres o tipos profesionales. Esta gente vive su drama en el lugar en que la capital los ha obligado a vivir. Las situaciones de este drama cotidiano son íntimas, el conflicto no nace de ellos sino de sus circunstancias. Por eso sus relaciones son de intención declarativa o confidencial; tono propio del impresionismo chejoviano.


El diálogo que se suscita entre ellos opera por enunciados que se aíslan. Si bien hay réplicas, la polémica es escasa o no existe. El decir es conclusivo, corre por sus propias vertientes, como si unos ignorasen a otros.

Rosa.- (Ella) ¡ Tengo que enviar dinero a mi madre que está en Arequipa, todos los meses!
María.- (Ella) Sé escribir a máquina y tengo buena ortografía...
Rosa.- (Ella) ¡Me han adelantado tres meses y estamos a fin de mes!
María.- (Ella) ¡ Soy excelente taquígrafa...!
Rosa.- (Ella) ¡ Redacto bien...!
María.- (Ella) ¡ He estudiado Media Comercial!
Rosa.- (Ella) ¡ Soy kardista!
Las dos , ahora sentadas juntas, hablando para el público
Tres para adelante, dos para atrás; tres para adelante, dos para atrás; tres para adelante, dos para atrás...(5)

Un sutil alejamiento del diálogo polémico se hace evidente en las obras, pero sin llegar a la incomunicación solipcista. Antes bien, se afirma como un recurso de estilo por el que se expresan los cauces paralelos de dos soledades en parte reconciliables. En sus aspectos paralingüísticos el decir de los personajes es acompasado, musical, rítmico y muy peruano. A veces el autor les impone adrede un decir castizo, de resonancias clásicas, y en otras toca el diapasón del decir cantarino y popular, matizado con el empleo de rondas y canciones infantiles.

El realismo de G.D. no es un realismo fotográfico decimonónico; se sostiene en una atmósfera resultante de la fluctuación de notas impresionistas, simbolistas y expresionistas. Las imágenes escénicas no derivan del paradigma situacional sino de juegos y convenciones como el teatro dentro del teatro, que es uno de sus recursos escénicos preferidos, lo mismo que la presencia sonora de rondas infantiles, que ya hemos mencionado.


Mediante estos imaginarios, G.D. se afirma como el dramaturgo de la soledad, del aislamiento, de la frustración, de la tristeza, de la imposibilidad de amar, en la exacta medida que logra mediante ello reflejar, a niveles subjetivos y domésticos, la violencia externa del Perú de hoy. Es verdad que algunas de sus obras se ubican en la década del cuarenta o en los años cincuenta. Pero, ¿ acaso no son esos años precisamente los que marcan el punto crítico inicial de los más agudos problemas que soportamos en la actualidad?

Sin embargo, no sería riguroso decir que sus obras son pesimistas. Un matiz de humor se impone por encima de la lipemanía hasta acceder al plano donde, según sus propias palabras, " la risa rompe la barrera del dolor". Es así como la protesta de los derrelictos surge desde el mecanismo de negación. El ser humano se aferra a imágenes de optimismo y permanece Con los pies en el agua, dice "No" a los violadores de su dignidad y canta sobre su tristeza que "la vida es una tómbola y que todo es muy chévere". Como nunca han tenido tiempo para jugar, juegan ahora con su dolor, sin amargura, aunque sí con algo de triste locura, y revisa los diccionarios del mundo para encontrarse con la palabra "coraje", o con institutos que se llaman "Futuro", "Nuevo Perú", o barrios en los que habita la miseria, pero que son nombrados "La Esperanza".


Dramaturgo de la imposibilidad de amar, G.D. hace aparecer este sentimiento en variedad sinfónica apreciable. El amor nunca es pleno sino incompleto, débil y amargo. El amor aparece en sus formas sucedáneas de falsa ternura, en la prostitución, la masturbación, la violación, el sadomasoquismo, sin importar a quien lesiona, aunque sea a los niños. Y con los niños llegamos a los personajes más intensos de este autor de la lipemanía y de la derrelicción.

Como si hubieran exigido ser más que un recuerdo permanentemente evocado por rondas infantiles, los niños del teatro de G:D. no aparecen ya recordados por adultos fracasados, sino directamente en la raíz misma de su fracaso, en los hogares donde están creciendo en este momento, sin posibilidades de reclamar por su futuro escamoteado. Los mudos de G.D., el de la ventana y el de los ojos,(6) como el hijo póstumo que Electra lleva en sus entrañas, protestan con su silencio por este Perú Siete Plagas(7) dolorosamente desamparado y necesitado de altas dosis de optimismo. Testigos de una violencia que es violación de su infancia, confinados a la inacción frente al alienante televisor, obligados a jugar a la guerra que tal vez nunca hagan por su dignidad, los niños de G.D. son las presencias que sintetizan su esfuerzo creador por alertar al Perú y al mundo que la tristeza es una locura insuperable cuando ahoga la miseria, y que la derrelicción, esa condición de abandono existencial del ser humano, desde que nace siempre al borde de su tumba, sólo puede ser salvada por una vida digna donde todos puedan ver con claridad, aun en la oscuridad, donde todos los pájaros del mundo trinen, donde las almas se levanten y la fetidez humana no sea más enemiga porque el Hombre habrá sido perdonado por el hombre ubicado en su exacta dimensión de pequeñez y grandeza entre El buzón y el aire.

(1) Espumante en el sótano Pag. 143

(2) Lipemanía teatro es el nombre del grupo teatral de G.D.

(3) Sin ton ni son Pag. 110 y Espumante en el sótano

(4) Los Cercadores Pag. 106

(5) Cercados Pag. 95

(6) El Mudo de la Ventana Pag. 116 y Los Ojos del Mudo Pag. 172

(7) Requiem para Siete Plagas, de G.D.

Leído en la Alianza Francesa de Miraflores el 17 de Setiembre de 1991, a las 7:00 p.m.

lunes, 25 de agosto de 2008

Hernando Cortés y el Teatro en el Perú

Hernando Cortés, hombre de teatro

Les ruego disculparme por concederme la licencia de ampliar mi función de presentador de una nueva edición de La Ciudad de los Reyes (1963/67), de Hernando Cortés (H.C.), obra de especial significación en la historia de la dramaturgia peruana, y convertirme en vocero de quienes admiramos al autor y vemos en él a uno de los más importantes hombres de teatro del Perú.

En la segunda mitad del siglo XX, la presencia y significación de H.C. en el proceso histórico del teatro peruano es multifacética y valiosa. Actor, sobrio, intenso, preciso y riguroso. Director, inteligente, imaginativo, profundo y equilibrado. Profesor, agudo, informado, sensible y culto. Crítico y estudioso de la escena. Promotor, comprometido y participante. De palabra pertinente y propia en el coloquio y en la polémica, y de una nobleza y generosidad a prueba de egoísmos en la amistad. Sean mis palabras homenaje y reconocimiento a su figura integérrima.

No creo que logre abarcar en el corto lapso de mi intervención el itinerario vital ni la riqueza de momentos de la trayectoria artística de H.C.; pero espero trazar en el lienzo flotante de la imaginación algunas gruesas pinceladas enérgicas que señalen su sólida presencia en el teatro peruano, a la manera de los rasgos del tachismo de Tapiés que se imponen sobre la luminosidad de la tela, no para disminuir su fulgor sino para valorarlo más.

Mi primer contacto con Hernando se remonta a los ya lejanos años sesenta, cuando fui dirigido por él en Recordando con Ira, de John Osborne- obra emblema de la generación de los iracundos en Inglaterra y que traducía la desesperanza que hoy campea en casi toda la producción juvenil en nuestra patria y en el mundo. Recuerdo, y no con ira, que acompañé a Vlado Radovic, actor de fuerte temperamento y gran presencia escénica, y a las bellísimas y sutiles actrices Gaby Legrand, que también fue la productora de la obra, y Dalmacia Samohod, que venía de representar la Jenny de los Mataderos en La Ópera de dos por medio, de Bertolt Brecht, bajo la dirección de Atahualpa del Cioppo. Precisamente Hernando, tengo entendido, retornaba de Europa donde había seguido un stage en el Berliner Ensemble, la compañía de Brecht en Alemania del Este. Las representaciones se hicieron en el auditorio de la Radioemisora 1160, que funcionaba en la Avenida Alfonso Ugarte. Como testimonio de la calidad de los colaboradores, añadiré para la historia que la fotografía del afiche fue tomada por Casals.

De su talento de director volvería a saber cuando el grupo Histrión, teatro de arte, estrenó Vida y Pasión de Santiago el Pajarero , de su gran amigo Julio Ramón Ribeyro. No trabajé en aquella ocasión. Pero puedo dar vívido testimonio de que ninguna de los posteriores puestas en que lo hice y las que he visto desde entonces, igualan el acierto del sencillo y preciso diseño del inolvidable montaje de Hernando, con vestuario de Ernesto Sarmiento. Diseño que armonizaba perfectamente con el esquema directo de la obra de Ribeyro y su forma brechtiana. Años después, Atahualpa del Cioppo calificaría a Santiago, el pajarero como un pequeño Galileo Galilei.

Otro recuerdo muy intenso del maestro Cortés lo obtuve de mi asistencia al Ciclo de recitales que sostuvo en el Instituto Mariátegui y en el cual leyera con prosodia ejemplar los versos de poetas socialistas como Maiacovsky, Hikmet, Brecht y César Vallejo, por cierto. Creo que son muy pocos los artistas peruanos de la palabra que lean con la pulcritud y exquisitez de Hernando. No fue raro por esto que en La última cinta, de Samuel Becket, el Informe para una Academia, de Antonin Artaud y La Metamorfosis, de Kafka nos regalara inolvidables versiones interpretativas. Huella indeleble han dejado en nuestra memoria sus composiciones de Willy Lohman en La Muerte de un Viajante, de Arthur Miller, y la del ácido profesor de historia en Quién le tiene miedo a Virginia Woolf , de Edward Albee.

Posiblemente a muy pocas personas les suene el nombre de Etienne Souriau, autor de Las 20000 situaciones dramáticas, en las que desmenuza la estructura del drama. Obra que sirvió de modelo para el análisis estructural del relato. Los libros de Souriau hasta el momento no han sido traducidos al castellano. No obstante una fecunda tarde recibí información ampliatoria y profunda de sus teorías del teatro, conversando en la Cafetería de la Escuela Nacional de Arte Dramático con Hernando, que había sido alumno de Souriau, en La Sorbona, de París Como ésta, muchas anécdotas más podría narrar de este hombre de teatro, piurano. Valga ella como una historia más que, sumadas a las ya contadas, tal vez logren reconstruir el rompecabezas de su personalidad, aspecto de los seres humanos no siempre factible de armar. Sin embargo, estoy seguro que concordarán conmigo en la pertinencia de este homenaje a su fecunda presencia en el teatro peruano.

Su producción dramatúrgica está conformada por una trilogía que completan: Los Conquistadores (1975/77) y Tierra o Muerte (1986). Me detendré muy brevemente en ellas, sobre todo para compensar la carga brechtiana atribuida a su teatro, con otros aspectos de su tratamiento dramatúrgico que enriquecen sus pespectivas de análisis del acontecer histórico en la escena, que es su preocupación esencial.

Yo leí una versión mimeografiada de La Verdadera Crónica de la Conquista del Perú , título que hasta ahora prefiero al de Los Conquistadores, como finalmente se simplificó. Aunque estrenada en 1977 en el Teatro La Cabaña, por el Teatro Nacional, es una creación esclarecedora que se proyectaba a la conmemoración en 1992, del medio milenio de la invasión y conquista hispana en América. Aquí el distanciamiento se produce por desnudamiento del comportamiento de los aventureros que llegaron ávidos de dinero a estas tierras del Perú. La epicidad de su primera obra (La ciudad de los Reyes, que es la que hoy nos convoca), enriquece sus niveles de denuncia asumiendo tratamientos propios del teatro de la crueldad, preconizado por Antonin Artaud en El Teatro y su Doble. Y esto no es sólo apreciación mía. Cuando Peter Brook nos visitó Hernando hizo explicitas sus intenciones en la escena del torneo, en la que los indios son empleados como caballos. Son muy pocos los dramaturgos que han escrito teatro histórico en el Perú. No me refiero a biografías dramatizadas, sino al conciente y acucioso sondeo en el pasado para extraer algunas constantes que permitan asumir el presente con mayor conciencia. Tal como se puede apreciar en Atusparia, drama que por propia declaración escribió Julio Ramón Ribeyro, para ser leído. Y que, no obstante, H.C. llevó a escena en el Teatro La Cabaña, corroborando su interés por el teatro histórico. Otro dramaturgo peruano que ha escrito obras dentro de esta inquietud, a partir de personajes, es Alfonso La Torre. En su producción han cobrado vida escénica, Tomasa Tito Condemayta, de la gesta de Tupac Amaru, César Vallejo, Garcilaso de la Vega y Santa Rosa de Lima.

Con gran fuerza y emoción se desarrolla Tierra o Muerte. Cuatro personajes recluidos en la misma celda por diversas causas, durante las guerrillas del 65, van acercándose, pese a provenir de diferentes regiones y estratos sociales. Un indio, que sólo habla quechua, un mestizo, un niño y un viajante. Dos gritos se alternan, mientras ellos declaran y desnudan su visión de los acontecimientos. La alternancia rítmica del quechua y del castellano adquieren matices sinfónicos. Es verdad que un niño es muerto por los torturadores, pero en el mismo instante la mujer del carcelero da a luz. Y en la cárcel su llanto es de esperanza. Porque el estallido revolucionario:

"Es semejante al niño...que se estremece en el vientre de su madre... y que pronto verá la luz"
Para generar su propio espacio donde entonar estos cantos de esperanza, como promotor, conforma el grupo El Tábano, con la intención de aguijonear a la somnolienta sociedad peruana, para sacarla de su modorra indolente. Y es esta disposición de aguijón de alerta, de invitación al compromiso conciente, la función que desde un principio H.C. estableció para su dramaturgia. Singulariza su línea creativa, la preocupación por hurgar en el presente y en la historia, y traer a primer plano las contradicciones de la sociedad peruana. Trataremos de acercarnos a los valores de su producción dramatúrgica deteniéndonos en algunos detalles de la estructura de las situaciones, los personajes, y sus confrontaciones, en La Ciudad de los Reyes.

Una Dramaturgia de Compromiso con la Reflexión Histórica de la Patria

Fechada en Ayacucho, 1963, La Ciudad de los Reyes consta de un prólogo, ocho historias breves y un epílogo; fue premiada en 1964 por el Centro Peruano de Teatro , entidad afiliada al Instituto Internacional de Teatro de la UNESCO y estrenada por el Club de Teatro de Lima, el 25 de Noviembre de 1967, dirigida por el maestro Reynaldo D´Amore. Como parte de la celebración del 433 Aniversario de la ciudad de Lima, se repuso al año siguiente en la Sala Alzedo, con el auspicio del Concejo Provincial.

La estructura es similar a la de Terror y Miserias del Tercer Reich, de Bertolt Brecht. Como tal, se aleja del manejo del conflicto a partir de una situación central paradigmática. A manera de un políptico, se suceden historias en las que se va desnudando "la comedia humana" de una sociedad en la que no existe consideración alguna por la dignidad y en la que priman los intereses del dinero, la superficialidad de los sentimientos, la indiferencia, la corrupción y el servilismo y en la que los marginados son objeto de abusos, cuando no meros instrumentos circunstanciales para el mantenimiento en el poder. No, nos estamos refiriendo al reciente y triste régimen del pseudoperuano, mitómano y mafioso oriental y su tenebroso consorte, traficante de drogas y armas, y traidor a la patria. Estamos refiriendo las propuestas de una obra de la segunda mitad de la década de los sesenta. En ella, con implacable escalpelo Hernando Cortés va diseccionando los diversos estratos de la sociedad limeña, develando las mismas contradicciones que, por esos años, condujeron a a Sebastián Salazar Bondy a escribir Lima, la Horrible. Pero, el drama épico de Cortés es mucho más directo y fuerte que el ensayo de Salazar Bondy, porque las ocho breves historias que desarrolla conforman un gran fresco que, con cruel ironía, muestra, enfrenta, confronta, conflictúa y obliga a polemizar con nuestra propia imagen nacional. Aunque muchas veces -por un mecanismo propio del empleo de la ironía escénica- más que a nuestra propia imagen, pensemos que se está criticando el comportamiento de nuestro vecino. Sí, por un mecanismo idéntico al que lleva en estos días a la clase política del país a rasgarse las vestiduras frente a un poder al que nunca supieron enfrentar con acierto y, lo que es más grave, que ahora que lo tienen bajo su responsabilidad, no logran manejar con propiedad. En otras palabras, La Ciudad de los Reyes continúa denunciando a Lima, la Horrible , donde hoy posiblemente la crápula se haya acentuado al ritmo que el foso que aleja la pobreza del bienestar se ha ensanchado y profundizado a límites que, para la mayoría de peruanos, torna inexpugnable el castillo del crecimiento sostenido y el franco ingreso al Siglo XXI. Tal el descarnado cuadro de las tres veces coronada villa, a la que parece no salvarán los tres reyes magos de la fábula. Como dicen a coro los actores en el prólogo:

Presentemos ante vosotros al habitante peculiar de nuestro pueblo, el rey de su ciudad. Veamos a los tres reyes desfilando: El blanco, el negro, el indio. Todos ellos vengan a vosotros cargando sus presentes como hacia un nuevo Mesías, que acabara de nacer: el oro que hacía el lujo y la riqueza, el incienso que representaba la soberbia, la vanagloria y la adulación. Y, por último, la mirra con que se embalsamaba la pestilencia, la carroña y la mugre.

Variedad de situaciones componen una galería de personajes prototípicos. Los trazos son exactos y en cada actitud revelan lo que el autor se propone con ellos demostrar. El diálogo es dinámico y responde a la extracción de los personajes. Un breve repaso a los lugares de la acción puede dar cuenta del universo abarcado, desde planos de miseria hasta los despachos desde donde se ejerce el poder político y económico:
Los niños están a la venta , en el cuarto de un callejón. Un hombre y una mujer. La miseria vende a un niño.
No se puede vivir del gobierno , en el despacho del ministro. El Ministro y un empleado amigo de él. La sabiduría de ubicuidad de un empleado público.
La posibilidad de interpretar independientemente cada una de las breves historias ha llevado a que algunos fragmentos sean más conocidos y difundidos que otros, Tal es el caso de Abuse usted de las cholas, que sucede en el teatro. Creo que es la obra más representada por las actrices peruanas. Si mal no recuerdo, correspondió a Aurora Colina el estrenarla. Posiblemente la anécdota ha cambiado y las hoy llamadas trabajadoras del hogar muy rara vez presentan los niveles de ingenuidad que H.C. le dio al personaje. Ahora la seducción se realiza mediante el licor y la droga que campea en los salsódromos. a los que derivan los fines de semana. La ingenuidad ha desaparecido, pero los mecanismos de seducción del sistema se han hecho más arteros.
El general lanzó su candidatura , en la casa del general. El general, el masajista y el político. La venalidad castrense.
Se hace labor social , en casa del hombre de negocios. El hombre de negocios y su mujer. La venta de terrenos inútiles.
Al portero le aumentaron el sueldo , en uno de los salones de la empresa. El dueño de caballos, el dueño de perros y Chumpi, el portero. Donde un caballo o un perro valen más que un ser humano.
Guerra al sindicato , en el despacho del gerente. El gerente y su amigo al teléfono. O como librarse de un empleado peligroso.
El terrorismo se apodera de la capital , en casa del prefecto. El prefecto y el comandante. El gobierno fabrica sus héroes.

Fueron premonitorias, hoy lo sabemos bien, las reflexiones del epílogo.

¿Cuánto tiempo se frenó la guerra? ¿Diez, veinte, cincuenta años, se siguió humillando al rey negro y al rey indio con regalos? Se declaró un día, franca, abierta, cruel, la guerra a muerte.

Y en Ayacucho, donde se escribió la obra, llegó Sendero Luminoso. No fue la luz de la reivindicación soñada por el autor, fue un paréntesis nocturno, en cuyo tenebroso y proceloso negro mar movió sus tentáculos de corrupción el narcotráfico. Y el narcoterrorismo se disfrazó tras una falaz victoria que fue la cortina que ocultó por más de una década la impunidad y el empleo abusivo del poder. Hasta hoy, la justicia del pueblo continúa esperando su día de victoria. Nuevas máscaras disimulan antiguas prácticas de explotación y alienación. El neoliberalismo postmoderno y la globalización han integrado a la gran aldea mundial a la Ciudad de los Reyes, Lima, la capital del Perú. Y de ella nacen para el mundo los cantos de sirena que venden la ilusión del develamiento del misterio del capital, cual si fuera una mercancía de libre usufructo.

El Teatro no es historia ni profecía, pero sí testimonio estético de fe y esperanza en las fuerzas morales de la humanidad. Esta es la dimensión más trascendente del arte teatral, y por ella continúa encendida la vigencia de La Ciudad de los Reyes, hachón esclarecedor que ilumina el camino hacia la libertad, la justicia y la solidaridad por la que deberemos seguir luchando. Libertad, justicia y solidaridad en las que cifra su esperanza reivindicatoria la voz múltiple de H.C. en el teatro peruano.

Instituto Raúl Porras Barrenechea (Miraflores), 14 de Diciembre del 2000

domingo, 24 de agosto de 2008

Carta Abierta a un Maestro Amigo

Porque te lo dije en vida puedo volver a decírtelo ahora. Y te lo vuelvo a decir porque sé que me estás escuchando. Y es una carta abierta porque quiero que sepan los que también la lean que en la vida y la muerte lo más importante es el encuentro.

¿ Cuántas veces nos vimos, Lalo Quiroz? ¿ Cuántas de ésas hablamos? Fueron pocas e intensas. Tal vez, sin darte cuenta, te estuviste preparando siempre para partir y por eso dabas todas tus palabras a quienes queríamos escucharte. O, simplemente, fuiste un hombre puro corazón, afectuoso y noble, que a fuerza de darse siempre todo, se quedó finalmente en todos y sin nada para él. Ni siquiera a ti mismo te tuviste y así, sin despedidas, te marchaste silencioso. Pero quedó tu huella dentro de nosotros, no en la tierra, ni en el patio del colegio Jean Le Boulch. Lalo, un poquito de Lalo, te quedaste viviendo nuestra vida, la vida de aquellos que, en los pocos instantes del encuentro dialogamos con tu alma y sus sueños.

Ahora, por fin harás lo que más te gustaba: leer, mirar el mundo, filosofar, escribir y vivir poesía. Ahora que estarás como loquito hablando con Homero, Cervantes, James Joyce, Julio Ramón Ribeyro que te habrá reconocido inmediatamente porque hace tiempo ya debió haber recibido tu poema, si es que funcionan, religiosamente como deben funcionar, los correos celestes. Ahora, ellos te estarán contando que su fama no tiene peso en el lugar donde están, ligeros de equipaje, ya que dejaron todo su talento como herencia al mundo.

Permíteme dar fe que, en este mismo instante, el joven poeta César Eduardo Quiroz está con los inmortales de la Tierra y les palmea el hombro en un gesto amigable... Bueno, es que son viejos conocidos. Como lo fuimos nosotros de ti durante tu residencia en la Tierra.

Por tu ejemplar vida buena te escribo hoy esta carta abierta que evoca tu presencia. Para que no olviden, los que sepan leer como tu leíste y los que tengan oídos de escuchar, por qué sigues siendo maestro... y para siempre.

Hasta el reencuentro, muy afectuosamente, tu amigo Ernesto.

sábado, 23 de agosto de 2008

Proceso de la Literatura Infantil y Juvenil en el Perú

Cuando se nace y vive en un país como el nuestro, donde las frustraciones son alimento cotidiano del ciudadano, uno se acostumbra a recoger las pequeñas alegrías para hacerse con ellas un jardín íntimo de optimismo y fe.

Las flores de las pequeñas alegrías se recogen en el hogar, en el trabajo y en la vida cotidiana. Las del hogar, nos las dan nuestros hijos, el amor de una esposa, el fraterno contacto con los familiares más cercanos, los amigos íntimos; en el trabajo, las recogemos de los compañeros de labor, de la satisfacción de la tarea realizada, de los aciertos del equipo o de la empresa en la que laboramos; y en la vida cotidiana, las obtenemos de las personas que se cruzan en nuestro camino devolviéndonos con su adhesión a la vida la fe en el hombre. Sumadas todas, son siempre más fuertes que la desilusión de las derrotas nacionales, que la vergüenza de los gobiernos, que la inmoralidad de algunos periodistas y parlamentarios que ocupan la galería del deshonor con el mismo cinismo con que los criminales asesinan a sus víctimas, asesinos ellos también de la fe que nuestros niños y jóvenes deberían obtener de su imagen pública. Por cierto, que el color y la fragancia de estas pequeñas alegrías no provienen de la risa cachacienta e hipócrita del presidente, ni de la altanería caciquesca de algún tránsfuga sin vídeo revelador; antes bien, nos ayudan a mantener en los límites de la cordura a la ira santa que despiertan, y finalmente nos permiten seguir siendo dignos, que hoy en el Perú es grave actitud urgente e imprescindible para sobrevivir a tanta canallada oficial.

Pues bien, éste es el marco en el que de pronto suena la llamada del amigo convocándonos a presentar un libro. Y este amigo no es de los que escriben y publican un libro de vez en cuando, sino es alguien que ya nos tiene acostumbrados a renovados encuentros de reflexión en torno a sus producciones o a inquietantes cuestiones de interés nacional. Y he aquí que ya tenemos una flor de la alegría más para colorear nuestro jardín. Y éstos gestos se agradecen, porque la mínima dosis de optimismo inoculada, es hoy una transfusión de energías renovadas que nuestra salud ética reclama. Y es así, como llegamos esta tarde a comentar el libro de Danilo Sánchez Lihón (DSL), Proceso de la Literatura Infantil y Juvenil en el Perú, como parte de una más de esas jornadas de amor al arte que son los Seminarios del Instituto del Libro y la Lectura.(INLEC) que él y Virginia- su fiel compañera- animan con pasión erótica en su Castillo del Callao, y en todo el Perú que lo circunda.
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Tengo la sospecha de que Danilo también ha hecho de esta labor su fuente de recolección de pequeñas alegrías, porque el ritmo y el tono de su hablar se ha ido haciendo cada vez más a la atmósfera propia de los estados de poesía, donde la palabra actúa como anzuelo que pesca en los humanos ríos, la dimensión mágica de la existencia humana, como aspecto esencial del trayecto vital. Y es de trayectos y trayectorias que habla y opina DSL en este libro que de tantos esfuerzos da testimonio en su brevedad ejemplar. Escrito por un protagonista de la historia y un combatiente en batalla, no es testimonio sin embargo, sino canto de aeda, de trovador o de haravicu, como estoy seguro preferiría Danilo que lo llame.

Y se abren sus memoriosas reflexiones con un dato indocumentado, pero exacto en su presentimiento, y rescata los orígenes de la LPNJ en el Perú en el encuentro feliz de uno de nuestros abuelos trogloditas y soñadores, con la dimensión mágica de la palabra.

Libro conceptual que postula y demuestra que la LPNJ no es antes sino después de su aceptación por sus lectores.

Libro de identidad nacional que se remite a las raíces de la nación peruana y a su pluriculturalidad. Literatura que vive en múltiples lenguas y que florece y fructifica bajo todos los cielos del variado paisaje de la patria peruana. Entre árboles, al calor del fogón serrano, en las casas cubiculadas de la urbe, al aire libre, en el patio, en el jardín, en el callejón, en el edificio.

Libro que se desplaza siempre hacia el niño como condición de real existencia del producto cuyo proceso presenta. Lo busca en la historia y en los textos literarios, pero no para idealizarlo, sino para encontrarse con el niño peruano real de la costa, de la sierra, de la selva.

Libro que reune en haces generacionales a los cultores de esta singular literatura y comenta el significado de su huella, señala tendencias y consigna testimonios. Sobre todo, remitiéndonos al folclor y a la literatura oral de la patria, venero inagotado e inagotable de temas y personajes únicos en el orbe. Posta de existencia y autorreconocimiento, el folclor reafirma la diversidad cultural como fuente de la eterna juventud del mundo.

Libro que no elude la problemátia de los autores de LPNJ, de los ilustradores, de los editores de libros y revistas para niños y jóvenes. Antes bien, presenta descarnadamente su limitada capacidad para llegar a sus destinatarios, los meritorios esfuerzos de publicación, y la tímida respuesta de un mercado que espera promotores y gestores capaces de llevar adelante la gran empresa editorial que los niños y jóvenes como sujetos culturales merecen. Y a estos solitarios esfuerzos saludamos solidarios, como repudiamos la indiferencia del estado, una vez más ausente de las acciones más urgerntes para el crecimiento del país.

Libro avatar, al decir de su autor, que recoge luchas y testimonia sueños. Es este un proceso singular porque no pretende condenar a nadie y salva a todos.

Libro, en fin, y en principio, de adhesión y esclarecimiento de los cauces de la literatura para niños y jóvenes hecha en el Perú. Libro que se cierra para volver a abrirse en las acciones que la Asociación Nacional de Literatura Infantil y Juvenil viene haciendo por todo el país, con una fidelidad de más de quince años y en cuyos periodos de preparación participó el Centro Cultural Nosotros, que creara Myriam Reátegui, con dos Seminarios preliminares en los que participaron Carlota Carvallo de Núñez y Francisco Izquierdo Ríos. Centro Cultural Nosotros, en el que se realizó, por primera vez en nuestro país. la singular experiencia de organizar Talleres Integrales de Arte para Niños y Jóvenes y de formar nuevos cuadros de profesores especialistas en los lineamientos y práctica del Arte en la Educación, incluida la Literatura y el Teatro, que es también Literatura-partitura escrita para ser representada ,y que es tal vez la gran laguna informativa de este estudio ejemplar.

Libro que apuesta por el amor y gana por amplio margen nuestros corazones, porque se deja escuchar abemolando sus tonos sin desafinar. Libro que nos deja deudores de reconocimiento por las alegrías brindadas al leerlo y releerlo.

Y volviendo a las alegrías recogidas, para mí éstas no han acabado en este comentario concedido y que me honra con tanta generosidad , sino que se continúa en este ágape al que he sido convocado para compartir la mesa del banquete con la historia misma de la LPNJ en el Perú. Pues del libro se han salido, aunque seguramente invitados por el autor, y aquí están Rosa Cerna Guardia, Milcíades Hidalgo Cabrera y Eduardo De la Cruz Yataco; adelantándose con este gesto DSL al monumento que algún día se erigirá a sus esfuerzos por la permanencia y el crecimiento de la LPNJ en el Perú.

A su dilecta amistad me junto reverente, para una vez más recoger unas cuantas florecillas para mi personal jardín de las delicias. Gracias Danilo por la invitación que hago extensiva a ustedes para que no dejen de leer Proceso de la Literatura Infantil y Juvenil en el Perú, de Danilo Sánchez Lihón.


Biblioteca Nacional del Perú, 12 de Octubre del 2000












Canción de Amor a la Infancia Sobreviviente

Ernesto Ráez Mendiola

Las estadísticas, esas escalofriantes referencias numéricas de frecuencias, nos dicen que cada minuto mueren en el mundo veintiún niños por enfermedades que pudieron ser prevenidas. Esta frecuencia arroja once millones de niños muertos al año, según informes actualizados al 2000, del documento mundial de la Comisión sobre Tecnología y Desarrollo publicado en este año por el PNUD. Once millones de niños que no ingresarán ni a la cuna ni al jardín, que sólo habrán escuchado el cuento silencioso de la muerte en un mundo que pronto alcanzará los seis mil millones de habitantes. Excelente promedio de muertes dirán cínicamente los planificadores demográficos aterrados por la explosión poblacional y no tanto por el gasto militar que ha desplegado la nación más poderosa de la Tierra para atrapar a un solo hombre arrinconado en uno de los muchos países paupérrimos del globo, agobiado por la intolerancia y el fanatismo religiosos.

"Había una vez un insano que hizo caer la corona al rey. Éste, ofendido en su realeza, movilizó su poderoso ejército y se dirigió al manicomio para exterminar a todos los locos del reino, pero no se incluyó porque sus asesores no le hicieron notar que el primer digno de un gorro de cascabeles era él". ¿Se da cuenta el gobierno de los Estados Unidos que con su actitud ante la agresión sufrida ha convertido a su propio ejército en el primer grupo terrorista de la Tierra diezmando en este momento la población de Afganistán?. Y mientras hago estas reflexiones introductoria los niños siguen muriendo y este libro que ahora presento, hecho para ellos y pensando en ellos no alcanzará sus fines por cuanto sus usuarios están desapareciendo a tal punto que muy pronto llegaremos a un mundo donde los niños serán una especie en extinción o en el que, tal vez, como en "Las Aguas de Mortelune" los neonatos pasen a ser el más exquisito manjar para la mesa de los ricos, en una planeta donde las fuentes de alimentación habrán mermado y donde el agua tendrá más valor que el oro.

Hoy más que nunca debemos entender a cada niño del mundo como un tesoro sobreviviente que nos habla en el presente y no en el futuro, de lo desvalido y vulnerable que es el ser humano. "Caña pensante", al decir de Pascal, que puede reflexionarse y empoderarse en la medida en que afirme en su endeblez las fortalezas de su humanidad, sobre todo la capacidad de educar con amor, para el amor, con solidaridad para la fraternidad, con capacidad de soñar hasta la terquedad de realizar los sueños. Para cumplir esta aspiración necesitamos de adultos que no se hayan olvidado que aún son niños y que miren las formas de la naturaleza con ojos primigenios para renombrar lo ya nombrado e inaugurar desde sí mismos nuevas perspectivas de percepción del mundo. Hombres empeñados y comprometidos con la humanización del hombre, militantes de la cruzada por la supervivencia de los valores de justicia, solidaridad y dignidad; hombre cultivadores de la palabra clara que ilumina las realidades y orienta en las tinieblas, hombres que incendian malezas y apagan incendios, hombres capaces de convertir al verbo en carne y hacerlo habitar entre nosotros, adalides de la verdad y profetas de la luz que viven con una plegaria a flor de pluma y que saben elevarla hasta hacerla audible por nuestros ojos. A estos hombres se les llama poetas, porque poesía viene de poiesis que es creación, pero podría llamárseles simplemente maestros porque se esfuerzan por motivar en los seres humanos lo mejor de sí mismo. El autor del libro que ahora presento es uno de ellos, y es amigo mío, lo que declaro casi como un título nobiliario conferido por su trato del que vivo muy reconocido.

Danilo es ya un experto en la elaboración de libros que proporcionen a los maestros guías para despertar, canalizar y formar la sensibilidad de sus alumnos. Pero, en éste, especialmente que, desde el retintín de su sonoro título no deja duda alguna sobre sus intenciones, siento que ha volcado en mayor grado su calidad de docente y de poeta. Cada capítulo sintetia maneras claras de acercarse a los niños.

I: Visión y panorama 1.1 Visión de la esperanza, donde aboga por una mayor y mejor consideración del lenguaje y la comunicación en la educación inicial para enseñar a crear sagradamente.
1.2 Palabra encantada y afectiva, rítmica y vibrante, lúdica e interrogante, capaz de iluminar el mundo desde diversos planos de relación analógica y racional.
II. Situación, criterios y perspectivas 2.1 Situación y perspectivas, desarrollar los valores estéticos, diagnostica el autor no es habitual en nuestra educación. Tampoco se educa para la creatividad, desde el juego, por el juego y apara el juego, que es educar en una atmósfera de alegría y fantasía. Donde jugar con las palabras sea el mejor ingreso al sortilegio que de ellas emana y que algún día podrá usar para ofender o alabar, para denigrar o ensalzar. Palabras que antes de ser conceptos son sensaciones sonoras, explosiones emocionales, puentes de sonido para transitar de la soledad a la compañía.
2.2 Bases y criterios, Fe e imaginación son las energías que impilsan las grandes aventuras. Propone integrar la literatura con otras artes. Ppropiciar que los niños se conviertan en maestros de sus padres. Que el convoque a la palabra que encenderá su fuego y que no sea más que un vaso para llenar. No hagamos de los niños que son aves que vuelan al llegar a las aulas, aves que apenas si saben caminar o nadar.
III Procesos 3.1 Una literatura del cuerpo, porque nuestra piel es nuestra profundidad, porque la definición de nuestro esquema corporal es el principio de nuestra identidad, poque nuestro cuerpo puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo. (pág. 41)
3.2 El esquema corporal y la literatura infantil, las canciones de cuna. (pág. 47), las onomatopeyas (pág. 49, 56)
3.3 El inicio en la lectura, acercarse al libro como a un diálogo en función de la persona que lo porta. Literatura adecuada a cada etapa del desarrollo Cuadro de Margarita Dobles)
3.4 Investigar a nuestro alrededor, conectar con el entorno, la realidad, la identidad nacional. Con las realizaciones del hombre sobre la tierra.
IV. Formas, ritos y géneros 4.1 Oír, hablar, tocar. literatura para escuchar y recitar y literatura para leer. Dejar volar la palabra no anclarla a su grafía.
4.2 Géneros literarios, poesía, dramatización, cuento
4.3 Vivir el cuento, activarlo en su imaginación, abrirlos al sueño creativo.
4.4 Crear y recrear, proponer y reconstruir lo propuesto, aventurarse. (pág. 79)
4.5 Juguemos a la ronda, que es baile, canto y poesía coral, dramatizada. que es un cuento de nunca acabar.
4.6 Vivir el teatro, los roles del vivir. Los conflictos de la existencia infantil.
4.7 Canciones pastoriles, eglógicas y que aproximan a ala naturaleza.
Preparando materiales 5.1 Contar o escribir para nuestros hijos, el brazo que mueve la cuna mueve el mundo.
5.2 Pompas de jabón, Isabel Paredes Cerna. (pág. 109)
VI Metodología 6.1 Aplicación del Curriculum de educación inicial a través de la Literatura Infantil
6.2 ¿Por qué vamos a la escuela? Cuento de Danilo 6.3 Trabajemos la Identidad, 6.4 Vida en comunidad 6.5 Conociendo los alimentos 6.6 Vivir la Navidad (133 páginas)

Porque el niño es un tesoro que debemos cuidar para que llegue a la plenitud de su humanización debemos extendernos hacia él con lo mejor de nosotros mismos. La Literatura Infantil de la Cuna al Jardín es una de estas formas de extensión y hoy está a nuestro alcance el poderla aplicar en sus mejores términos gracias al libro de Danilo Sánchez Lihón.

viernes, 22 de agosto de 2008

Epístola de cocodrilo a Hombre Uno

A un año de su ausencia.
Leída en El Ekeko, el 13 de Febrero de 1996

Entrañable hombre uno:
¿Recuerdas cuando te preocupaba hasta qué edad viviríamos los cocodrilos?...
Ahora que viajas tranquilo eternamente, sabrás ya que los cocodrilos sobrevivimos a los hombres porque cambiamos de piel al ritmo de los tiempos.
Por siempre en tus neuronas.
Tu amigo
cocodrilo
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Invocación convocatoria

Permíteme, hombre uno, en esta noche de presencias, asumir tus palabras como mías, para entonar muy quedo una balada de recuerdos. Y amengua tu dureza, tu implacable aversión a los críticos y exégetas. Pues, no es mi intención fungir de comentarista de tu obra poética. No voy,por consiguiente a desvirtuar tu condición de elegido,dueño conciente -ahora para siempre- de tus propias emociones y de tu locura dirigida.
En esta noche, de amical escapatoria, considérate libre de exégetas y buitres disfrazados. Aún no es carroña tu poesía. La vigencia vital de sus ecos proclaman de su lozanía. No la opinión de los críticos, ausentes, al presente, del festín.
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1. No he venido a hablar con tu silencio

Dicen que has muerto. Nunca vi tu cadáver. Ni asistí a tu velorio. Y como muy de vez en cuando te veía,nada aún me confirma la noticia. Y, en realidad, no sé qué de importante tendría el confirmarla...
En este conciliábulo amistoso que invoca tu presencia en su memoria estás aquí "antiguo de los ojos tristes que -presiento- aún sigues ignorando por qué lloras. Estás aquí tú que pedías poco desde que dejaste de ser niño.
No he venido a hablar,pues, con tu silencio, hoy que es panal nuestro cerebro de tu inquietante zumbar. Estoy aquí para abrir una ventana por donde nos invada a raudales tu grito de luz.
Hombre uno, en esta noche de caminos, puedes volver por ti, conductor de ternuras, señor de desmesuras, enamorado insigne de lo extremo.
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2. Amical discrepancia

En agrupada marcha de descalzos viajando,viajando,tal vez desembocaremos ahí. Ahí, donde mancos,cojos y jodidos buscan espejos porque quieren ser bellos; a pesar de que les robaron su estrella y de que en Lima se morirán porque París no existe para ellos...
Sin embargo -concédeme amical discrepancia- no morirán llorando... renacerán cantando el día de la paz.
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3. Vanidad de vanidades y todo vanidad

Fue conmovedor cuando escribiste a todos que hacía muchos años que vivíamos juntos en tácito convenio de silencio a silencio, sin más firma que un trago en el Haití de Miraflores...donde a veces regreso a sentarme a tu mesa.
Y acepto tu reproche porque reconozco que, en más de una ocasión, te traté como a un niño caprichoso. Y has de saber que nunca me ofendió el que me hablaras de lo que tú llamabas mis torpezas. Muchas,nunca te diste cuenta, más que humanas torpezas eran habilidades de hidrosaurio...De hidrosabio me tienta a decir la vanidad.
También el Eclesiastés habló para los cocodrilos... Y, al igual que hombre uno, cocodrilo prefiere ignorarlo.
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4. Testimonio

Abre bien los ojos debajo del agua. Tú que tomaste partido por la lucidez, contando los días que faltaban para el año dos mil. No llevarás más tu cerebro de contrabando. Todos los que permanecemos tus amigos damos testimonio de tu libre albedrío intelectual,de tus libros...tus huellas...tus hijos y los hijos de tus hijos...
Estamos aquí reunidos para cautelar que ninguna de las informaciones que portan tus neuronas (que de haber muerto verdaderamente hoy habrían abandonado tu cráneo) se archivan en el vacío universal.
Ahora que frisarás por toda la eternidad 56 años y un día.
Ahora que te has instalado en la exacta verdad de la piedra.
Ahora que formas parte de la ronda de los niños marcianos.
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5. Carmen

Cuando definitivamente has comprendido que no se trata más de sexo ni de establecer las categorías de la comunicación humana, muda tu piel, hombre uno, y retorna.
Vuelve esta noche de caminos, con el apremio neuronal de tu inmarcesible lucidez, a este Perú nuestro de cada día, a este tu Perú que conocías mejor que a ti mismo.
A ésta que finalmente fue tu patria,aun hostil y desconfiada. Puerto donde sellaron con doble hilera de tornillos el arca que protegió a Noé del diluvio universal, que estableció la alianza con los dioses, el arca que guardará tus sueños de grandeza.
Vuelve a juzgar,antes del juicio final, en nombre del humano humanismo, la relación entre el instante que te tocó vivir y el infinito; y así, con los conocimientos adquiridos, con la sabiduría de los que se han reintegrado a la Gran Energía Universal, haz un atado de valores sacrosantos y con los píes descalzos inicia tu viaje por la eternidad. Señor de la desmesura con alma de niño vuelve a hollar el verdaderamente desmesurado camino que se te ofrece nunca más esquivo. Vuelve a la tierra madre para que te seques el sudor de la frente con sus muslos y, en la intimidad del infinito, sumérgete en el líquido amniótico de su cósmico vientre para renacer nuevamente copulando a la vida, a la tierra madre.
amén, Carmen, amén.
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Post Data

Los cocodrilos hidrosabios sobrevivimos a los hombres unidimensionales porque creemos en el amor omnidimensional. Y no es que Einstein se equivocara, simplemente era un hombre del Siglo XX. Aunque debita en su contra el saberse que ya los hombres de las cavernas conocían que el amor supera la velocidad de la luz, como todavía se puede leer en las líneas de Nazca.

Los que tengan oídos de oir no se asombren si luego de leer esta epístola pareciera llegar nítidamente el reir de los niños de una ronda marciana.

jueves, 21 de agosto de 2008

El inolvidable Estenio Vargas Trelles

Estimados amigos:

Estamos esta noche reunidos para rendir homenaje de amoroso recuerdo a nuestro común amigo, Estenio Vargas (Leoncio Estenio Vargas Trelles) que este último domingo 14 de Noviembre decidiera dejarnos cargados de nostalgia en un pozo sin fondo de melancolía sabiendo que ya no volverá. Pero, como somos tan tercos como él, henos aquí dándole la contra y asumiéndolo más que nunca, totalmente presente para siempre.

Es claro para todos nosotros que todo sería mejor si estuviese aquí cantando con su potente voz de tenorino, invasora de silencios y destructora de penas, ahogadas por su sonora vitalidad. Porque Estenio Vargas fue un destructor de sombras, de asombrosa capacidad de amar y ser amado, al que un día las sombras quisieron envolver y esta noche debemos demostrar que no lo han conseguido, convocándolo con la mayor ternura a este banquete de exquisitos recuerdos de su siempre luminosa, varonil y amable persona.

Hace 49 años, conocí a Estenio Vargas, en las aulas de la Escuela Nacional de Arte Escénico, nuestra ENAE, donde hollamos nuestros primeros pasos escénicos y alentamos sueños de grandeza para el teatro peruano. La promoción de Estenio, anterior a la nuestra, estaba conformada por notables alumnos. Estenio no era un actor con el duende de un Alfredo Bouroncle, no podía competir con la fuerza escénica de Pericles Cáceres o la estilizada presencia de Juan Romero, la serena suficiencia de Percy Mejía o la especial disposición de Rubén Martorell. Alternaban con ellos dos actrices de registros inolvidables: Ina Barúa, que por entonces actuaba con el nombre artístico de Ina Duval y Helena Huambos, cuya calidad escénica en ciernes permitía presagiar la trayectoria de innegable fuerza histriónica que la ha ungido como primerísima dama del teatro peruano. Pero, Estenio poseía un porte de indiscutible fascinación que le permitía distinguirse entre sus compañeros de estudio, y ser admirado por nuestras adolescentes compañeras de estudio y toda dama que llegara a verlo actuar. Hacía excelente pareja escénica con Ina Duval y juntos actuaron en Nuestra Natacha, de Alejandro Casona, y en más alto nivel en Nuestro Pueblo, de Thorton Wilder. Era un actor especialmente tenso, tensión que le sirvió para hacer una recordable caracterización de Shipuchin, el nervioso gerente de banco en El Aniversario, de Anton Chejov, que antenoche con Pericles Cáceres, recordamos complacientes.

Juntos formaron al egresar con El Pescador de Sombras, de Jean Serment, el grupo Harpejio, nombre formado con la primera letra de los nombres de Helena, Alfredo, Ruben, Pericles, Estenio, Juan, Ina y la O de organización. Grupo que presentó en el local del Club de Teatro de Lima la obra Carrera.

Así pasó y se nos quedó en el alma Estenio Vargas, señor vital, aventurero y galante. Esta noche lo hemos traído aquí a acompañarnos porque le debíamos este homenaje. En el plano infinito de las evidencias hoy sabe sin duda alguna que tiene amistades tan nobles y esforzadas como las de Max y Celia Gutiérrez, que tanto hicieron porque cumpliese su último tramo existencial sabiéndose querido por sus amigos. Porque este cariño no es algo postizo ni circunstancial volveremos las veces que sea necesario a cantar para luego su generosa manera de ofrecer su amistad sin condiciones y esa su inmarcesible ansia de amar al amor.

martes, 19 de agosto de 2008

César Urueta Alcántara para siempre

César Urueta Alcántara, en el espacio sin tiempo y en el tiempo sin espacio que ocupan por siempre los hombres que hacen la historia, he venido a conversar contigo una vez más de nuestro maestro Luis Álvarez, de tus alumnos del Bartolomé Herrera, de los años iniciales de la TV, cuando concursamos en los Campeonatos Interescolares de Teatro que hacía César Chávarri Neyra, con la presentación final de los campeones en el Canal 4. Y muchos creerán que miento en esta parte porque no cabe en ellos que alguna vez la TV en el Perú fue cultural también. Qué le vamos a hacer si así de descreidos nos hemos vuelto los peruanos a fuerza de tanta frustración provocada por tanta promesa no cumplida.

Hablarte quiero para la memoria de los que te nombren y hollen tus cenizas aquí depositadas, casi como un rezo de fe y una protesta; diré más precisamente como la bandera, el estandarte de una vida digna, justa, honrada y combatiente. Que es importante señalar que existen entre nosotros paradigmas morales que salvan de la destrucción- como en la Biblia- a esta Sodoma y Gomorra que pareciera ser nuestra Patria en estos días de cinismo a ultranza y de reinante y pública inmoralidad impune.

Todos somos testigos y te lo agradecemos, que hasta hoy inclusive en los periódicos has seguido luchando por la Ley del Artista- y sé que andas por ahí muy cerca de nuestro Presidente tratando de insuflarle la inspiración necesaria para que se dé cuenta sin asesores que promulgar una Ley del Artista es acto más profundo y trascendente para la cultura que inaugurar una exposición en la Estación de Desamparados. Hermosa, necesaria y positiva exposición por lo demás que cuando se desarme será grato recuerdo en los que la hemos visitado; pero, la Ley promulgada, en cada acto de justicia que permita diariamente concretar para los trabajadores de la cultura dará testimonio de que en nuestra Patria se reconoce el aporte de los constructores de la imagen nacional, de los defensores de nuestra diversidad creativa en estos días de globalización alienante, de los generadores del optimismo reflexivo en esta época de desesperanza y ausencia sin límites de fe en los destinos del país.

Amigo mío, permíteme extender un poco más mi diálogo, a las puertas de este local en el que se divirtieron nuestros abuelos, que rescatamos para que nuestros hijos vieran teatro. En este local donde alguna vez interpretaste al monje Savonarola cuya fe en Dios lo llevó a la hoguera, obra en la que hiciste el primer desnudo artístico de la historia del teatro peruano, donde dejaste para nuestras deleitosas remembranzas del buen trajinar escénico tu interpretación del José Da Silva, de Revolución en América del Sur, de Augusto Boal; tu dirección de Las Visiones de Simone Machard, de Bertolt Brecht; la inolvidable autoridad de tu docencia artística que continuaste en el Teatro Ollantay de la Universidad Federico Villarreal... Gotas rescatadas del mar de evocaciones gratas que de por vida agita sus olas en mi memoria. En ese mar veo surcar a una fragata llamada Escuela Nacional de Arte Escénico, nuestra ENAE de siempre, y asoma en el horizonte una corbeta llamada Histrión, teatro de arte, lleno de los principales creadores del teatro actual en el Perú. Y finalmente un destroyer con cañones de paz disparando palomas de pecho colorado que zurean el canto inacabado de la Ley del Artista. Otra vez, sí, otra vez y posiblemente hasta la eternidad. Porque detrás de ella estuviste cuando fuiste Director Ejecutivo del INC y director de cultura en el Municipio de Lima. ¿Se acordará Alan García que también tuvo la Ley entre sus manos entonces y no la promulgó? Tal vez la haya olvidado. Pues dicen que para ser líder político hay que tener una gran capacidad de olvido. Para ser hombre de teatro, por el contrario, como tú lo has sido, la memoria es instrumento imprescindible. Pero no quisiera hablarte con la memoria emotiva a flor de piel ahora que has decidido acompañarnos de alma presente hasta que los esfuerzos de Elvira, de Enrique, de esos soldados de primera línea que siguen batallando, que siguen esperando como el combatiente del poema vallejiano que no dos, veinte, ni millones sino todos los hombres de la tierra reunidos, juntos todos los artistas del Perú, exijamos justicia.

Porque la vida es fuego que no se apaga, porque esta tierra nuestra dentro de miles de millones de años desaparecerá como una inmensa bola de fuego, porque sé bien que Susana y Cristina guardan de tí la cálida prolongación de ese fuego que tercamente mantuviste encendido, no a tus cenizas sino al fuego del que ellas dan testimonio nombro una vez más con tu nombre y como en el monólogo de Marco Antonio ante el cadáver de César asesinado no te ensalzo, no, simplemente dialogo con tu vida puro fuego para que tu inflamado corazón continúe inspirándonos en el tramo restante del camino en el que permaneceremos algún tiempo más antes de seguirte para continuar el coloquio jamás interrumpido con tu vida ejemplar que nos alienta.

César Urueta Alcántara, en el espacio sin tiempo y en el tiempo sin espacio de los hombres que como tú hacen la historia no dejes de acompañarnos que, como ves, la lucha continúa pues la batalla aun no ha terminado...

lunes, 18 de agosto de 2008

Gregor Díaz para el recuerdo

Quiero decirte, hermano, que estoy consternado y que no atino a hablarte como debiera hacerlo ahora que estoy seguro no vas a interrumpirme con tu buen humor tus sabrosas anécdotas y esa dimensión humana tuya inolvidable, tan gregordiurna y fraterna.

Y esto que me pasa no es porque trate de escatimar tus méritos de ser uno de los más importantes hombres de teatro del Perú: actor, director, dramaturgo, productor, investigador y maestro a quien debemos páginas de profunda reflexión sobre nuestra identidad nacional, sobre todo a nivel del sentir de la clase media baja y del lumpen, planos sociales en los que las angustias y limitaciones de una sociedad como la nuestra emergen a flor de piel, sin dramatismos, en el límite exacto "donde la risa rompe la barrera del dolor". Acostumbrado como estoy y seguiré estando a escucharte leerme tus obras frescas, aún inéditas, sentados en un café o en una oficina cualquiera que pasaba a ser por los límites que nuestra mutua concentración les imponía, nuestro espacio propio inalienable, íntimo y fecundo, no sé cómo dirigirme a ti en este espacio abierto a la eternidad. Aquí no pueden lidiar mis observaciones y tus propuestas, aunque quisiera terminar este coloquio, como siempre sellamos toda confrontación amical, enardecido y más amigos que nunca.

Bendita amistad ésta, la nuestra, sobre la que nunca triunfará el silencio, porque aunque ustedes amigos que nos acompañan no puedan oírlo, en este momento, este chilico hace tiempo bajado, cruzada ya la línea del tranvía que separaba Surquillo de Miraflores y surcado el río de la vida, nos está diciendo que se siente suavemente instalado en los jardines de la paz que merece, y que intentó sembrar en sus obras para que finalmente florezca y fructifique la tolerancia entre los peruanos, para que no hayan más siete plagas que vivan y mueran sin conocer la ternura, en este país nuestro de cada día que amó con pasión militante y conciliatoria, al punto que no sabía sino derramar amor sobre todos porque, como me decía, de qué sirve odiar a nuestra edad, más nos vale perdonar. Y su conversación se llenó de perdón, aun para los cercadores cuyos abusos denunció, y con los pies en el agua, es decir arraigado a la vida que fluye, se hizo fiel rotario y abogó por los niños y fustigó el desamor, para recordarnos cuánto debemos amarnos y protegerlos.

Se supone que debería hablarte solemne pero no puedo hacerlo porque esta vez no la has hecho tan bien como siempre supiste hacerlo y se te ha ocurrido partir sin más, dejando la casa muy ordenadita, pero la computadora encendida, con un libro de biografías aún por editar, un monólogo que no me llegaste a leer y una obra para tres actores que le ofreciste a Uber Ramírez hace menos de cuatro días cuando te llamó y habló contigo por teléfono, el mismo teléfono en el que en esta tarde sigues contestando que no puedes atendernos, pero que podemos dejarte el mensaje después de escuchar la señal. Porque quiero que sepan todos que tú nos prometiste estar en nuestro ensayo de ayer viernes 7 de diciembre, ahora que Uber Ramírez y José Luis Ruiz van a poner Cuento del hombre que vendía globos, por lo que seguiremos dialogando contigo, lo mismo que seguirá haciendo en el Perú y en el Mundo todo aquél que frecuente tus cuentos, poemas y obras de teatro, mientras siga habiendo en nuestro terrritorio cercados y cercadores y tengamos que empujarnos para poder poner sitio al sitio.

No quisiera que por mi manera de hablarte, los aquí reunidos piensen que he venido a llamarte la atención por tanto sueño que no pudiste concretar, todos somos concientes que ésta es una frustración que compartimos mientras no haya una auténtica política cultural, que es más compleja que la Ley del Artista, a punto de ser promulgada. Antes bien quiero testimoniar para luego del inmenso corazón noble y la sana inteligencia que tenías, que a pesar de estar delicado de salud, como se dice, nos ofreciste acompañarnos en esta nueva aventura teatrera y que te alegraste de saber que tus personajes volverían a vibrar sobre el escenario porque así eres tú Grégor Díaz, de Celendín, cholo del Perú profundo. Por eso, inspíranos en la ardua tarea de publicar tus obras completas, ojalá que no sea difícil rescatar lo que dejaste escrito en la computadora y podamos editar el único libro escrito sobre la vida de la gente que hizo teatro en el Perú y de la que te impusiste la misión cumplida de rescatar del olvido, primero en un cuadro recordatorio que llevabas a todos lados y luego en este obra póstuma, fruto de tenaz investigación.

Permíteme que te haga una pregunta antes de despedirme ¿Quieres que te cuente el cuento del hombre que vendía globos?...No, no te he pedido que calles, sino que me respondas si quieres que te cuente el cuento del hombre que vendía globos a mitad de la esquina...No, no te estoy pidiendo que te quedes ahora silencioso y solemne en el espacio que tú mismo elegiste para sembrar el árbol de tu recuerdo imperecedero, sino que me respondas si quieres que les cuente a todos el cuento del hombre que vendía globos a mitad de la esquina y que nunca se irá porque vendía globos con los colores del arco iris en los que escribía mensajes de esperanza que sacaba, como buen chilico, de los sombreros mágicos que dejó al Perú, como legado de fe en los destinos de la patria.

Sin telón, ni apagón, ni mutis por el foro. Hasta luego, Grégor.