jueves, 7 de agosto de 2008

La Llave del Destino

Puerta Cerrada al fondo. Puerta abierta en primer plano derecha. Ventana abierta en segundo plano izquierda. Estrado delante de la ventana. Sentado en una silla en el estrado un hombre absorto, hace sonar un gran manojo de llaves, como si fuera un instrumento musical.

Visitante 1.- (Actor A: Muy elegante. Ingresa agitado, resoplando, como quien ha venido corriendo.) ¡Menos mal! Llegué a tiempo; parece que nadie ha llegado todavía. (Saca de su bolsillo un arrugado tríptico o volante en el cual lee casi de memoria) Prohibido presentarse mal trajeado...hmmm...hmmm...hmmm...solicitar una llave en el quincuagésimo piso y proceder a probarla en la puerta cerrada. Si no acertase, deberá arrojarse al vacío por la ventana que encontrará abierta. Imposible romper las reglas...Bueno...probemos suerte una vez más. Con la vida que he llevado, ¿a quién le importa morir?... Ése debe ser el de las llaves. Señor...(El de las llaves le ordena callar, con gesto autoritario; luego sonriente le ofrece el manojo. 1 escoge su llave y procede a intentar abrir la puerta cerrada cuya cerradura parece ceder en un primer momento. Pero finalmente fracasa. Ante la conciencia de su fracaso decide escapar, pero la puerta, que continúa abierta, no se lo permite. Gira hacia el del manojo pidiendo ayuda y éste, haciendo sonar alegremente su llavero, lo invita a arrojarse por la ventana. Uno se niega, pero no sabe qué hacer. Ante su indecisión, el de las llaves saca una pistola y , cual si fuese un juego de niños, lo hiere en la pierna derecha, luego en la izquierda. Uno trata de abalanzarse sobre el heridor, pero éste sonriente y juguetón continúa disparándole al brazo derecho, luego, al izquierdo. El herido casi arrastrándose se acerca a la ventana y se yergue mirando a su verdugo que lo invita una vez más con gesto amable a arrojarse al vacío. Uno duda pero finalmente lo hace exclamando con rabia) ¡Carajo!

Llavero.- (Actor B. Sonriente) Misión cumplida, comisión ganada! Después de todo, abrió la puerta. (Asomándose) Felicitaciones.(Vuelve a su mudo juego con las llaves)

Visitante 2.- (Actor A en otra caracterización: Con un periódico en la mano) ¡Menos mal! Llegué a tiempo; parece que nadie ha llegado todavía. (Entusiasta se acerca al llavero) ¿ Me permite escoger?.(El llavero asiente y le ofrece el manojo. Dos toma una y se dirige a la puerta cerrada, pero el llavero lo detiene y le recuerda por gestos que si no acierta lo espera la ventana. Dos sonríe con suficiencia y mira por la ventana) Es una bonita vista de esta ciudad infernal. Qué patético es el hormigueo de la multitud pedestre y pedante. Sería lindo caer sobre uno de ellos y aguarle el día. Pero antes...(Con paso decidido va y prueba abrir. Pero fracasa. Insiste dos, tres veces. Su reiterado fracaso lo enardece. Furioso ataca a la puerta) Ábrete Sésamo. (Aparentemente resignado se acerca al llavero y lo arroja por la ventana. Recoge el manojo y se sienta) Sobrevivir es cuestión de ingenio y decisión.(Al principio, no sabe qué hacer, Pero, poco a poco va cobrando confianza y termina por sentarse y hacer lo mismo que hacía el llavero anterior)

Policía.- (Actor B: De pie en el umbral de la entrada) Señor, ¿quién es usted?...Son ya varias las personas que se han arrojado desde esta ventana. ¿qué está pasando acá?

Llavero.- (Ex Visitante 2) Señor policía, ¿no ha leído el anuncio que apareció en todos los periódicos sobre el gran desafío de la puerta cerrada. Sin pensarlo, ahora puede usted participar.

Policía.- Pero, yo no he venido a concursar, Estoy aquí en cumplimiento de mi deber. Y usted debe darme las explicaciones que le pido.

Llavero,. Bien. Pero yo sólo soy el nuevo encargado. El anterior salió de vacaciones. Y aquí, como es habitual, el único que sabe todo es el dueño. Pero, él no vive, ni trabaja acá.

Policía.- (Sacando una libreta de notas)¿Podría proporcionarme los datos personales de su jefe?

Llavero.- ¿Podría dármelos usted?

Policía.- ¿Yo? ¿Por qué?

Llavero.- Porque también es su Jefe.

Policía.- ¿Y qué hace metido en esto el sargento Pares?

Llavero.- ¡Qué se yo?

Policía.- ¿Me quiere dar a entender que el gordo Pares, mi jefe, es el dueño de esta empresa. No puedo creer que él esté metido en esto.

Llavero.- ... hasta la coronilla. Hundido hasta el cuello...Supongo. Porque sensu estricto, yo no sé nada.

Policía.- Podría darme ...

Llavero.- No puedo...

Policía.- ¿ Por qué dice que no puede si no sabe aun lo que le voy a pedir?

Llavero.- Porque usted es un policía.

Policía.- ¿Y?

Llavero.- Todo el mundo sabe que los policías hablan como partes policiales. Y siempre preguntan lo mismo.

Policía.- ¡Así que usted cree saber qué le voy a preguntar?

Llavero.- Para evitarle la pregunta, se la contestaré... Nadie lo sabe. Nadie lo conoce. Sólo se habla de él como el señor y amo de todos nosotros.

Policía.- ¿Nunca lo ha visto?

Llavero.- Se mueve en esferas muy altas. Es casi, casi, como el mismísimo presidente de la república.

Policía.- Pero no es el presidente de la república?

Llavero.- Es casi, casi el cardenal.

Policía.- Pero no es el cardenal.

Llavero.- No necesita serlo... Es más que ellos.

Policía.- ¿Tan poderoso es?

Llavero.- Tan poderoso. (Cambiando bruscamente de conversación) Pero, dejemos de hablar de él. (Insinuante) ¿No quisiera usted probar su suerte?

Policía.- Estoy de servicio. El reglamento me lo prohibe.

Llavero.- Pero, aquí estamos sólo los dos. ¿Quién lo sabría? (El policía lo mira) ¿Quién, yo?... Oh, no, no, no... Yo soy una tumba.

Policía.- No insista.

Llavero.- Insisto. Aunque esté de servicio. Aunque me lleve arrestado, insisto. ¿Tiene derecho a divertirse, no? Decídase, la suerte lo espera al otro lado de esa puerta.

Policía.- (Comienza a ceder) Bueno, claro, es posible... Nada se pierde con probar.

Llavero.- (Malévolo, para sí mismo) ...salvo la vida. (Con una sonrisa) Escoja usted la llave del destino.( El Policía escoge. Pero al tratar de abrir no cede la cerradura. El Llavero comenta hipócritamente) Oh, qué pena. No se abrió.

Policía.- Ya sabía yo. Nunca acierto en cosas de azar.

Llavero.- Ahora cumpla con lo estipulado por las bases del concurso.

Policía.- ¿ Y qué establecen las bases del concurso? ¿Algún premio consuelo?

Llavero.- Según como quiera entenderlo. Para usted, en cierto modo es un buen éxito, porque va a descubrir por propia experiencia el por qué tantas personas han saltado al vacío por esta ventana del quincuagésimo piso del edificio El Porvenir. ¿No le parece fascinante morir luego de descubrir el crimen.

Policía.- Lo fantástico es haber descubierto al criminal. Por cierto, que no haré semejante tontería. Váyase al diablo. O mejor, acompáñeme a la cárcel. Es usted un demente.

Llavero.- Por supuesto que lo soy... Y si no quiere hacerlo, váyase. Pero, esté seguro que no podrá salir por esa puerta aunque esté abierta.

Policía.- Eso es lo que usted cree...Vea (Sale por la puerta sin ninguna dificultad) Soy la justicia y a nada me esta negado el acceso. Queda usted detenido. (Se va)

Llavero.- No puede ser. Qué corrupción... Favoritismos...Ah, pero yo tengo todas las llaves. Probaré de una en una y el trofeo que ofrece la llave del destino será mío. ( Comienza a probar todas las llaves. Ninguna es la correcta. Frustrado arroja las llaves por la ventana y se acerca furioso a patear la puerta. La cual cede y se abre inmediatamente) Albricias! Soy rico. Conquisté mi destino. He triunfado. (Intenta, pero no puede trasponer el umbral. Retrocede desconcertado ante la aparición del policía vestido de juez)

Juez.- Ha sido usted condenado por su crimen, en el caso de La llave del destino. Salga usted por la puerta que ingresó que el cadalso lo espera.

Llavero.- Nooo! (Corre hacia la ventana. Pero ésta se cierra bruscamente. Risas que crecen hasta hacerse ensordecedores. Desesperado sale por la puerta mientras escucha la conocida canción “En el juego de la vida...

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