domingo, 5 de septiembre de 2010

EL VIAJE A LA LUNA

Grupo: COLA DE COMETA
Función del Sábado 4 de Setiembre, a las 4 p.m.
Centro Cultural Peruano Británico


Es muy importante renovar el repertorio del teatro para niños (TPN) con diversos aspectos de la vida que ellos pueden apreciar como espectáculo. En este caso, no se trata de innovar los puntos de vista, como sucede en el teatro para adultos que reclama otros enfoques a temas reiterativos que aún siguen siendo nuestra preocupación. A la temática del TPN no le es ajena ninguna experiencia de realidad o fantasía porque para el niño verdaderamente el mundo esta siendo descubierto. Por eso, lo que debe renovarse permanentemente son las líneas temáticas. Una de ellas es el acercamiento a las grandes obras de la literatura universal. Y en esta aproximación no hay que temer a la complejidad del asunto. Recuerdo haber compartido con los niños asistentes el deleite de ver un Fausto en marionetas interpretado por las hermanas Marroquín, artistas compatriotas a las que extrañamos por la calidad que siempre supieron imponer a sus creaciones.

Lo que motiva esta reflexión inicial es la puesta en escena, por el grupo Cola de Cometa, dirigido por Mateo Chiarella, de la adaptación teatral de la novela de ficción científica ´De la Tierra a la Luna´, de Julio Verne (1865), por Celeste Viale, cuya experiencia dramatúrgica se luce al ponerla una vez más, al servicio de los pequeños espectadores, y de los grandes también, como sucede en el auténtico TPN que debe interesar a toda la familia. La versión de Celeste oscila con fluida comodidad entre datos de la ciencia y aspiraciones humanas organizadas con imaginación, favorecida por la “erudita información” de los niños de ahora que saben más de nosotros que nosotros de ellos, vía las experiencias multimedia y los viajes por el ciberespacio.

El prólogo en el que se explica la formación y conformación del universos y la intervención inicial de Julio Verne como personaje, ubican directamente la aventura en su época y en su medio de difusión original: el libro. Se articula así a la escena sin dificultad el desarrollo de la historia central: ´El Viaje a la Luna´. La inclusión de la perrita, establece el contrapunto entre las apetencias elementales y las más complejas. Al comenzar ella sólo quiere ir al zoo, mientras Verne sueña con terminar de escribir su novela. En el espacio sólo quiere volver a su estabilidad terráquea mientras los aventureros viajantes sueñan con la gloria. Sin forzamientos la obra va imponiendo ideas sin perder ritmo, muy bien hilvanado por las canciones oportunas y los cambios precisos, sin recurrir a apagones extremos, gracias a la intervención de los científicos en su observatorio que mantiene el vínculo terrestre con la tripulación de la “bala espacial”. Es plausible también en el trabajo directriz las soluciones encontradas para las escenas en el espacio interestelar.

Todas las actuaciones están cargadas de simpatía, en los límites exactos de las posibilidades de la plástica actoral. Sin recurrir a los malabares ni a las contorsiones de los que vienen abusando muchos elencos, logran caracterizaciones dentro de los cánones tipológicos de la farsa y del dibujo animado, apoyados por la feliz alternancia en la historia del grotesco y la sorpresa, como la escena en la que levitan por la ausencia gravitacional. Sobre el final, sin pretender “mensajes o moralejas” la simple canción “Todo saldrá bien” mantiene el suspenso en un ambiente optimista.

Los diferentes niveles de comprensión de los niños según sus edades se enlazan hasta conformar un núcleo de espectadores atentos a las incidencias de la aventura. Espectáculo aparte, para un aficionado adultísimo como yo, son las participaciones espontáneas de los niños, nunca aguijoneados por los remanidos recursos de ´no oigo´ o ´por donde se fué ´.

El epílogo nos devuelve al novelista que trae su obra ya terminada y a la perrita, que recién se va a enterar formará parte de la tripulación, preocupada por las jaulas que ha visto en el jardín zoológico. Nos sentimos felices de ya saber que viajará al espacio, donde no hay reja alguna, y descubrirá lo que hace más de un siglo Julio Verne nos ayudó a afirmar, la capacidad de soñar con lo imposible y de vivir haciéndolo posible.

Bien por Cola de Cometa que es peruano, por el talento con que sus integrantes contribuyen al crecimiento del país orientando a nuestros niños a descubrir lo mejor de sí mismos. Lleve a su niño a ver, a gozar ´El Viaje a la Luna´. Y no lo deje, quédese a viajar con él, y goce también cuando el teatro le redescubra el tesoro de su alma infantil.

El Consueta