domingo, 21 de marzo de 2010

II: EL RELATO TEATRAL


Hemos ubicado al teatro como un arte espectacular, colectivo, del movimiento y que necesita de intérpretes, que se ofrece como un relato sin intermediación narrativa, por lo que la corporización de los sucesos es imprescindible para llegar a los espectadores que participan del hecho como testigos activos, en la medida en los sucesos del relato ofrecido los comprometen en algún sentido. La producción de sentido de un espectáculo teatral se realiza sobre un plano de fabulación. Las obras de teatro cuentan historias, narran acontecimientos, representan relaciones humanas. Por consiguiente para analizar y comprender el hecho teatral debemos comenzar por precisar cuáles son las características de este relato, si es posible identificar un signo esencial que lo caracterice, de qué manera se organiza y qué dinámica rige su proceso de significación. Y es lo que trtaremos de contestar a continuación.

2.1 Características


El relato teatral se caracteriza por presentarse de manera directa, los sujetos de la historia son hominizables y su relación central es verosímil y paradigmática. Los acontecimientos son unitarios y la duración de los sucesos, salvo excepciones, es adecuada al tiempo que dura una función.




  • La presentación es directa porque transcurre en presente y en presencia de los espectadores. Todo se desarrolla como si ocurriese, por primera vez en el momento de la representación ante el público. Los actores corporizan en el escenario las presencias actuantes del relato, con todas las consecuencias que de esta espacialización se derivan.


  • Las relaciones representadas son paradigmáticas porque tienen la capacidad de promover imágenes escénicas. El relato teatral alude a la realidad por medio de estas imágenes escénicas.


  • Las relaciones representadas son verosímiles, porque se desarrollan coherentemente, dentro de su propia lógica o convención, regidas por una intención conductora que orienta su sentido.


  • Los sujetos del relato o presencias actuantes, aunque no sean necesariamente humanos por la forma, son hominizables. Se reconoce en ellos conductas propias de los seres humanos. La dimensión simbólica de las situaciones depende precisamente de esta característica.


  • Los acontecimientos son unitarios porque no pueden trastocarse ni alterarse sin que se transforme el relato. Lo que mejor se recibe en el teatro es aquello que surge, como consecuencia verosímil, del proceso de la acción. De lo contrario, la obra resulta episódica, se suscitan hechos o escenas que no es forzoso, ni probable que acompañen a la acción planteada.


  • La historia es de una extensión adecuada al tiempo de una función porque está destinada a la representación ante un público. Esta duración depende de las necesidades del desarrollo del asunto y de la puesta en escena, considerando la capacidad de los espectadores para mantenerse atentos y recordar los sucesos que fluyen.

En el relato teatral se distinguen:
* La Historia o Fábula,
* El Tema,
* La Trama,
* La Premisa o Acción central rectora,
* El Discurso o ideas del autor expresadas mediante las acciones, y
* El Testimonio, o referencias acerca de la época que se desprenden del texto.

Historia o Fábula, es la relación total de los sucesos, sean presentados o no en la escena. Historia es lo que cuenta la obra. En el teatro hay que saber contar la historia.



Tema, es el área o áreas de la realidad social que aparecen tratados en la fábula. Es la materia o asunto de la historia. Son los valores o las instituciones sociales sobre las que se afirma o niega algo en la historia. El enunciado del tema debe excluir toda referencia anecdótica o singular. Hay que lograr una generalización precisa. La posición de la obra respecto al tema produce o genera la premisa, idea central, superobjetivo, acción central rectora o intención de la obra.



Trama teatral, es el ordenamiento causal del argumento. Este ordenamiento está determinado por el punto de vista desde el que es tratado el tema. En otras palabras, la estrategia de la trama está determinada por la premisa o intención de la obra. La trama teatral se desarrolla en una o varias escenas de relación entre las presencias actuantes o situaciones dramáticas.



La Premisa, que ha merecido variadas denominaciones a través de las épocas y en los diferentes teóricos y críticos del teatro, expresa una convicción del autor y es testimonio de su presencia ideológica. En el teatro, a pesar de su aparente distancia respecto a los personajes de la historia, el pensamiento del autor, aquello en lo que cree, está presente en la contraposición de las ideas-fuerza que las presencias actuantes encarnan. Este nivel del relato no se confunde necesariamente con lo que las presencias dicen explícitamente. El pensamiento del autor se hace evidente como resultante de la polémica que ilustra el diálogo y el proceso de la acción. La doctrina es un nivel de significación del hecho teatral.



Igualmente, en otro nivel, aparecen durante el desarrollo de la trama indicadores que articulan la obra a los sucesos de su tiempo y testimonian la época del autor y su relación con su momento histórico. Toda obra, dice Jean Doat, habla al público en la medida que habla del público. Por consiguiente, no puede haber espectáculo teatral cuyo discurso no ofrezca un testimonio de actualidad. Una misma historia puede servir a obras de teatro de discurso y testimonio diferentes.



El discurso de montaje, cumple funciones de actualización de la doctrina y del testimonio de las obras clásicas y antiguas. Sucesos y sujetos de la historia son sometidos a nuevos enfoques durante el proceso de producción de sentido. El discurso de montaje imprime sentido al hecho teatral, componiendo u organizando:


* los comportamientos de las presencias actuantes en sus relaciones, mediante la elección de los indicadores personales y espaciales que más propiamente los diseñen,


* las relaciones de las presencias actuantes con su ambiente,


* la secuencia general del relato u orden de las situaciones, y


* las relaciones del relato con el público.



Las fuentes del relato teatral son múltiples:
* La experiencia personal,
* los motivos literarios, sobre todo los desarrollados en otras obras de teatro,
* el folclor y otras manifestaciones populares,
* el romancero, las fábulas y las canciones,
* la mitología divina del mundo antiguo y la mitología heroica,
* la Historia; de la que se asume la escenificación de grandes acontecimientos, la vida de los héroes, científicos, sabios, artistas, cuyos hechos pueden esclarecer algún problema de nuestro tiempo,
* los hechos de actualidad; en que se abordan críticamente los problemas políticos y sociales,
* la vida comunitaria, en general,
* los fenómenos naturales: los elementos, las estaciones y sus ritos particulares,
* la fantasía pura, que quiebra la realidad para plantearla desde lo mágico, feérico y sobrenatural.


Todo lo cual equivale a decir que casi no hay aspecto de la vida humana que no pueda ser asunto del relato teatral, disposición artísticamente expresiva de situaciones articuladas, coherentes y estructuradas que desarrollan una historia de relaciones interpersonales que sucede en presente y en presencia de un público a cuya recreación reflexiva brinda imágenes de la vida humana.


A continuación trataremos sobre la composición de los comportamientos de las presencias actuantes en sus relaciones dentro de las situaciones dramáticas.

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