domingo, 12 de octubre de 2008

Apogeo y Declinación de los Grupos de Teatro de Arte: 1960-1969

Dramaturgia
Sarina Helfgott (1928)

En 1961 se da a conocer como una autora de lírica inflexión con el diálogo Entrar y salir por el espejo protagonizado por Ofelia Lazo y Edgard Guillén. Dramaturga de la agresión a la sensibilidad, el mismo año estrenó La Jaula, Primer Premio del TUSM, interpretada por Delfina Paredes y Mario Velásquez (director y actor).
En 1967 el TUC, dirigido por Ricardo Blume, publica y lleva a escena La Señorita Canario, Mención Honrosa del Centro Peruano de Teatro. En esta obra intenta expresar “la anhelante y hermosa vocación del alma por elevarse sobre el mísero y banal rasero cotidiano”. La sutileza de su propuesta no fue comprendida por los críticos.
El romanticismo latente de Sarina Helfgott no siempre es lírico e íntimo, también aborda el tema político en La sequía, Un río para Lomas Negras y Antígona. En esta última se traslada la tragedia a una hacienda del Perú, y hay claras alusiones al sacrificio del poeta Javier Heraud. También ha escrito los monólogos La Sentencia y Tengo hambre.
Las piezas de SH son joyas de fineza y melancolía no usuales en el teatro peruano

Felipe Buendía (1927-19..)

En el programa de monólogos y obras cortas en que se estrenó La Jaula, en el Club de Teatro de Lima se presentó además El estudiante, la mujerzuela y el borracho y Los enamorados, de Felipe Buendía, director de teatro y cine, pintor, editor, poeta, cuentista, novelista, dramaturgo y cronista, apasionado amante de Lima, cuyos claroscuros testimonia en sus escritos. Sus obras presentan agudos retratos de los personajes de la ciudad que conviven pared por medio en desvencijados cuchitriles donde apenas si se rozan sus vidas, en una suerte de existencialismo criollo, donde el infierno son los demás.
De permanente inquietud por la experimentación teatral, Bip y Bop es una absurda comedia de la estupidez humana sin principio ni fin que puede alinearse dentro del absurdo ionesquiano. Su obra más importante es Felipillo, estrenada en Julio de 1969 y que se inscribe en los intentos de esos años de escribir sobre la verdadera historia del Perú. El Felipillo de Buendía es un intérprete que aprovecha en beneficio propio su condición de puente entre dos mundos, a ninguno de los cuales desea servir porque “su mundo” es el de los nuevos tiempos que está contribuyendo a inaugurar. Revisada y editada como Cuando el sol se apaga, fue presentada en Estados Unidos por el grupo Cuatrotablas dirigido por Mario Delgado.


Víctor Zavala Cataño (Canta 1932)

En 1965, como profesor de la Universidad de Huamanga en Ayacucho, estrena La gallina. En 1966 obtiene el primer premio del Concurso de obras en un acto del TUSM por El gallo. La pieza es estrenada ese mismo año en el Teatro La Cabaña, dirigida por Hernando Cortés. En 1969 aparecerá Teatro Campesino que incluye cinco obras más: El collar, El cargador, El turno, El arpista y La yunta. En ellas se presenta con sincera y objetiva simpatía la figura del hombre andino que Zavala, de origen canteño, conoce muy bien. La imagen del campesino es relievada sin efectismos ni demagogias. No hay estridencia ni panfletarismo en las crudas denuncias que surgen de la acción dramática. Por primera vez llega al teatro el tono auténtico del hombre andino.
Posteriormente Zavala ha continuado creando obras políticas de esclarecimiento y definida militancia revolucionaria, empleando el folclor y las construcciones del teatro épico brechtiano. La influencia de este autor llena plenamente la década del setenta y se prolonga hasta los ochenta.
Fiebre del oro, La fábula de los ridos, El caso del viejito que caminaba, Analfabéticas, con la que obtuvo por segunda vez el primer premio en el Concurso del TUSM, se han escrito teniendo en cuenta que “ el nuevo teatro popular, en cuanto arma ideológica, tiene que dirigirse no a un simple ´público de paso´ , eventual e inestable, sino a las organizaciones de masa o a las mayorías con un sentido mínimo de organización”puesto que “hay que luchar porque en la Tierra un nuevo día amanezca”.

La Chicha está fermentando

Hay quienes contraponen la visión del campesino en las obras de Zavala con la ofrecida por La chicha está fermentando, de Rafael del Carpio- Carlos Velásquez. En esta obra se apreciaba al campesino deformado por el Servicio Militar y el contacto con la ciudad. Adaptada del cuento La viuda, del escritor ayacuchano Porfirio Meneses, gran conocedor de la vida rural. Esta obra sin embargo no debe ser incluida en el teatro campesino; por el contrario debe considerársele precursora del teatro sobre el cholo emergente, coincidente con la afluencia de campesinos a las urbes y su instalación en los barios marginales. La obra fue acremente criticada por José María Arguedas el año de su estreno (1963) que vio en ella una visión equivocada del indio.

Julio Ramón Ribeyro (Lima 1929-1994)

Premio Nacional de Teatro 1959, estrenada por Histrión en 1960, la dirección de Hernando Cortés de Vida y Pasión de Santiago el Pajarero, constituye el primer montaje épico de la escena peruana.
Según Atahualpa del Cioppo, “Santiago es un pequeño Galileo Galilei...nos traslada automáticamente a la obra de Brecht” Pero la creación peruana es esquemática y no alcanza la amplitud y complejidad de la alemana que evoca; lo que valoró acertadamente el montaje de Cortés.
La sobriedad es una de las características de la producción dramática de JRR que es indiscutiblemente aceptado como nuestro mejor cuentista. Más allá de las observaciones hechas, se puede considerar a Santiago el pajarero, una de las más importantes obras de la historia del teatro peruano conjuntamente con Collacocha, de Enrique Solari Swayne.

En las obras teatrales de JRR los hechos se encaminan progresivamente hacia su final de manera precisa y ordenada, sin efectismos. Su mérito mayor es la frescura y fluidez de su desarrollo. En ellas es palpable su preocupación por la condición íntima, social y política de los seres humanos.
Ha escrito El sótano (1959), Fin de semana (1961), Los caracoles (1964), El último cliente, El uso de la palabra, Confusión en la Prefectura (1965). Aquí Ribeyro traza un cuadro grotesco de la inestabilidad de los gobiernos en el Perú.
En 1981 publicó Atusparia. En el prólogo de la misma y “para desanimar toda crítica que se base exclusivamente en los anacronismos e inexactitudes que pueda contener esta pieza”...” Mi propósito ha sido, en primer término hacer una obra literaria, con lo que esto implica de invención y de libertad en el manejo de las fuentes. Y en segundo término, gracias a este artificio, rescatar las figuras del cacique huaracino y de su lugarteniente Uchcu Pedro y hacerlas conocer en un ámbito más amplio que el de los especialistas”. Esta posición de Ribeyro se dio en un momento en que en nuestro teatro, vivía la creación colectiva y lo literario era de menor fuerza que las imágenes escénicas no literarias. No obstante, Hernando Cortés realizó en el Teatro La Cabaña un montaje convincente de esta obra.

Hernando Cortés (Piura 1927)

Inicia su carrera teatral como actor y director. En 1967 escribe La ciudad de los reyes, sucesión épica de cuadros sobre las múltiples caras de la crueldad del sistema en la ciudad de Lima. El cuadro Abuse usted de las cholas, ha sido permanentemente representado por calificadas actrices como Aurora Colina y Delfina Paredes, las que no han podido sustraerse al intenso dramatismo de esta vigorosa denuncia contra la cosificación y explotación de las servidoras del hogar.
En Verdadera Crónica de la Conquista del Perú, abreviada posteriormente como Los Conquistadores, hace una revisión del momento histórico denunciando el carácter aventurero y salvaje de los ambiciosos conquistadores. La obra presenta cuadros de inspiración artaudiana. Es un ejemplo la escena en que los españoles usan a las indias como caballos en un torneo.
En 1986 se publicó Tierra o Muerte, donde hace confluir en una cárcel de provincias a un niño, un indio, un mestizo y un viajante citadino. Los mayores son testigos de las torturas a las que es sometido el niño, a quien las autoridades consideran cómplice de los insurrectos. Los personajes no se comunican claramente porque pertenecen a diferentes estratos sociales y hablan lenguajes diferentes. Finalmente el niño muere confundiéndose sus gritos de agonía con una parturienta que detrás de la escena da a luz.
La obra de Cortés se inscribe en una corriente de teatro testimonial motivada por los cruentos sucesos que vivió el país entre 1975 y 1990.

Jorge Díaz Herrera (Celendín 1941)

Gana en 1964 el Concurso de Teatro Infantil convocado por la Casa de la Cultura de Trujillo, por Los duendes buenos.
Su producción para adultos: Tunas y Tiene miedo el oidor (1970) y Comanche (1978) no han sido llevadas a escena hasta la fecha. Las propuestas plásticas y espectaculares que sugiere no eran lo habitual en la escena peruana de los setenta que prefería la austeridad formal. Es un autor que merece una revisión que culmine en una puesta en escena imaginativa.

Julio Ortega (Casma 1942)

En 1965, el elenco del TUC, dirigido por Ricardo Blume, lleva a escena el programa Pasos, voces, alguien, integrado por cuatro obras cortas de Ortega: El intruso, La campana, Perfecta soledad y La ley. Se revela así un joven autor cuyas obras se mueven en el plano de los paradigmas y de las reflexiones, pero matizadas con cierta ironía que se traduce por una manera de decir muy peruana que las distingue. Algunas muy cercanas al absurdo metafísico de Beckett. Es verdad que la mayoría de las piezas, a veces de resonancias kafkianas son esquemáticas, pero en ellas se logra percibir la preocupación del autor por los sucesos y los personajes de nuestro país. Son ejemplo de esta proposición: El paraíso de los suicidas e Invención de una calle. Las guerrillas del 65 le inspiran Mesa Pelada; de la misma manera que la situación urbana de Lima es el, asunto que desarrolla en Balada de la dirección correcta e Infierno peruano.

La Mesa Permanente de Autores Teatrales

En 1961, Salazar Bondy organizó un Taller de Dramaturgia con el autor argentino Osvaldo Dragún que había venido a Lima invitado por Histrión, al estreno de su obra Túpac Amaru. Si bien esta iniciativa se truncó luego de un breve lapso de funcionamiento, la idea se mantuvo. Fallecido prematuramente Salazar en 1965, los autores dejan de vincularse a los grupos de teatro e inician una etapa de creación solitaria y aislada. Se reúnen en una primera fase como Artistas Unidos Posteriormente con entusiasmo Juan Rivera Saavedra retoma la idea del taller y anima la organización en 1968 de la Mesa Permanente de Autores Teatrales. Su objetivo era evaluar los trabajos en proceso y orientar técnicamente a los creadores noveles. En su corto tiempo de funcionamiento favoreció la aparición de muchos dramaturgos.
Funciona hasta 1972 en el local del TUSM, entre otros espacios. Se reúnen Juan Rivera Saavedra, Grégor Díaz, César Vega Herrera, Lily Cardich, Estela Luna, Myriam Reátegui, Vidal Luna, Luis Felipe Ormeño, Benjamín Torres.

Juan Rivera Saavedra (Lima 1930)

La desbordante imaginación de JRS lo lleva a escribir en un primer momento bajo el signo de Los Ruperto. Esta es la historia de una familia que se reproduce incansablemente y se hace cada vez más miserable. Así en un comienzo JRS escribía y escribía sin corregir; lo que resentía la calidad de sus primeras obras. Pero en 1968 en el grupo de Artistas Unidos y en 1969 en la Mesa Permanente de Autores Teatrales, de las que fue principal animador, comienza a asimilar la crítica y se preocupa más por la teoría del drama hasta llegar a ser “el autor más prolífico del teatro peruano” y uno de los más originales. En su primer momento creativo JRC cultiva una suerte de Teatro del Desconcierto, donde las relaciones humanas se ridiculizan, se reiteran hasta el absurdo o se tiñen de humor negro. Creaciones logradas de esta etapa son El gran Tú, ¿Por qué la vaca tiene los ojos tristes?, Pasteles verdes y jugosos, Un dolor agudo y punzante, Jaime el bueno, El crédito.
JRS alcanza su plenitud expresiva y de compromiso cuando comienza a trabajar con el director Jorge Chiarella en el grupo Alondra. Producto de esta alianza creativa a la que denominan creación colectiva con autor, son ¿Amén?, (1981), Ya viene Pancho Villa (1984), importantes montajes de la década de los ochenta.
Es autor de un libro sobre dramaturgia y de Apuntes para una Historia del Teatro en el Perú.

Grégor Díaz (Celendín 1933- Lima 19..)

Actor, director y productor formado en la ENAE y en el Teatro de la Universidad de Chile. En 1968 gana el Concurso de la Hebraica por Los del cuatro, que es estrenada al año siguiente por Histrión, dirigida por Carlos Velásquez. Sus primeras obras tratan sobre la frustrada generación de los años cuarenta. Una de sus mayores virtudes es reproducir artísticamente la manera de hablar de las gentes de barrios populares.
El desenfado de los diálogos de La huelga, permite la presentación digna y fidedigna del obrero de construcción civil que en esta obra aparece por primera vez como personaje. Una musicalidad de ritmos costeños acompasa los textos de Valsecito del 40 y de Sitio al sitio.
De una primera etapa realista sin llegar al naturalismo “donde la risa rompe la barrera del dolor” , pasa a desarrollos simbólico-expresionistas en los que se presenta el mundo de los marginados y de los explotados, víctimas del abuso social. La tetralogía: Con los pies en el agua, Cercados y Cercadores, Cercados y Cuento del hombre que vendía globos, de la cual hay versión abreviada titulada Clave 2, manan, golpea al espectador con ceremoniales en los que se emplea el recurso de teatro dentro del teatro, a la manera de Genet. Estas creaciones exponen con ácida crueldad, no exenta de ternura, la condición de los desposeídos de la tierra. Culmina esta etapa con su estremecedor Réquiem para Siete Plagas, especie de misa negra que sintetiza las miserias del Perú.
La pieza breve El mudo de la ventana es uno de los pocos testimonios del teatro nacional sobre la soledad del mundo de la niñez abandonada. En El buzón y el aire, el diálogo desaparece y sólo quedan dos monólogos fragmentados que se alternan sin pretender la comunicación.
Grégor Díaz fue distinguido con el premio Nacional en Dramaturgia Manuel A. Segura.

Dos autoras de Teatro para niños.

El inusitado brío que recobra el Teatro para niños en los sesenta cuenta con dos importantes autoras que derivaron también al teatro para adultos: Sara Joffré y Estela Luna López.

Sara Joffré (Callao 1935)

En 1962 el grupo Alba, dirigido por Alonso Alegría estrena dos obras de la dramaturga chalaca : Cuento alrededor de un círculo de espuma y En el jardín de Mónica. Luego la autora se dedicará al Teatro para niños y funda el grupo Homero, teatro de grillos y promete que no volverá a escribir hasta obtener una obra realista.
En 1969 el Concurso del TUSM premia El embudo de la ley, en la que SJ corona este intento. La obra cuyo tema es el abuso de autoridad en los pueblos, se continuará dando y se editará como Se administra justicia.
El teatro para adultos de SJ repite las virtudes de síntesis y sencillez de su teatro para niños que traducen una sensibilidad comprometida con los problemas del país.
En Una obligación, a propósito de un desalojo, escribe el primer testimonio teatral peruano sobre el abandono del niño y la indolencia de los adultos. La obra es anterior a El mudo de la ventana, de Gregor Díaz, antes mencionado.
SJ corrobora su capacidad de observación de los defectos nacionales y el aliento humanista de su producción en Pre-texto, Los tocadores de tambor, Se consigue madera y Al fondo hay sitio.

Estela Luna
(Lima 1936)

Es la primera autora que no adapta cuentos al teatro para niños sino que los crea en base a la realidad.
Poseen sus obras un diálogo fluido, preciso, de aguda imaginación y sentido de la réplica exacta.
Flor de retama, es galardonada en el Concurso para obras de teatro escolar del TUSM. En la misma línea de creación basada en nuestra realidad escribe Las arenas doradas, Viaje a la capital, La papa de oro.
Sus obras para adultos versan sobre la hipocresía humana y su su irreponsabilidad frente a la protección de la vida y del hábitat.
Pecadoras a la hora del te, El espacio, El lobo viste mandil blanco, Eva no estuvo aún en el Paraíso,¿Qué tierra heredarán los mansos? y El hueso del horizonte, son alegatos frontales contra las condiciones infrahumanas de vivir en cuchitriles en la misma era en que el hombre conquista mayores espacios en el universo; la venalidad en la profesión médica; la situación marginal de la mujer; las repercusiones futuras de la contaminación ambiental y el problema hídrico; y la satanización de la juventud. Movida por esta inquietud ha escrito obras esclarecedoras específicas para los jóvenes: Los monstruos del espacio, El joven príncipe, versión libre de un cuento de Oscar Wilde.
El estreno en 1971 de su obra Eva no estuvo aun en el Paraíso, en el Club de Teatro de Lima, dirigida por Sara Joffré, provocó una suerte de “batalla de Hernán” entre los feministas y antifeministas asistentes.

Alonso Alegría (Santiago de Chile 1940)

Director teatral y dramaturgo, obtiene el Premio Casa de las Américas en 1969; por El cruce sobre el Niágara; con la misma obra había ya ganado en 1968 el Concurso del TUSM y era considerado uno de los directores jóvenes más promisorios. Gestor del grupo Alba que dio a conocer las primeras obras de SJ, llevó a escena una adaptación teatral de una novela de Steinbeck con el nombre de Ratones y hombres y Esperando a Godoy, de Beckett. Luego de su etapa como director del Teatro Nacional Popular, que se formara durante el gobierno del general Velasco y la dirección del Instituto nacional de Cultura por Martha Hildebrand, viajó a Estados Unidos donde ejerció docencia universitaria. A su retorno a la patria, coincidente con las postrimerías de la creación colectiva, ha alentado la formación de nuevos dramaturgos, ejercicio que conoce con amplitud, profundidad y rigor.
En El cruce sobre el Niágara, Alegría desarrolla los posibles prolegómenos a la hazaña del equilibrista francés Blondín ( Jean F. Gravelet) que cruzó sobre una cuerda las famosas cataratas llevando un hombre sobre sus hombros. Mediante el diálogo entre Carlo, joven de 18 años, y Blondín de 45, se va dando paulatinamente el proceso dialéctico de identificación unitaria entre el sujeto y su inspiración, entre las decisiones del espíritu y el vigor corporal para ejecutarlas. Carlo y Blondín asumen los dos aspectos de una sola acción en la que hay que eliminar las diferencias y armonizar los impulsos. Es la obra peruana que se ha representado en más países.
Remigio, el huaquero (Premio Nacional de Teatro 1965) y El terno blanco (1971) inspirada en el cuento de Rad Bradbury El maravilloso terno de color de helado de crema confirman la destreza técnica de AA, su hondura y rigor en la proyección de la realidad. Logra también su aspiración de “tratar al público como a un amigo, en todo sentido, y cuandos e trata de hacerlo buscar su propio bien convencerlo de que cambie de proceder, pero como amigo.”

César Vega Herrera
(Arequipa 1936)

Mención Honrosa 1969 en Casa de las Américas por Ipacankure, es otro dramaturgo peruano distinguido internacionalmente. En 1976 obtuvo el premio Tirso de Molina en España por ¿ Qué sucedió en Pazos?. En estas obras, lo mismo que en Un muchacho llamado Tim y La reina de la primavera (El padrino) el lenguaje de los personajes y su concepción de la vida remiten a los países del tercer mundo. Por eso es limitada, como algunos pretenden, la reducción de Ipacankure a una especie de Godot latinoamericano. En la espera de los dos amigos hay afirmaciones fraternas a las que es ajena la obra europea. Espontáneo en la composición, la fuerza de la imagen escénica es su mayor virtud. Pero la tendencia a una recargada lucubración existencial desvía finalmente sus obras al pesimismo, que no llega a definir la rebeldía que se intuye al comienzo y sostiene la obra.
Tim es un drama cíclico en el que la imagen de las sociedades subdesarrolladas es desagregada en cuadros caleidoscópicos entretejidos por el fraguado secuestro del hijo de un capitalista.
Su última creación Ari, ari, guaguamundo, (Sí, sí, hijo del mundo) sobre la vida y obra del cronista Guamán Poma de Ayala, aborda la interpretación histórica.Otra de sus vertientes creativas es el teatro para niños.
CVH es ¨Premio Nacional de Literatura Infantil por La noche de los Sprunkos y ha merecido en reiteradas ocasiones la primera distinción en el Concurso del TUSM.

Aureo Sotelo Huerta (1935)

Entre los autores que alentó la Mesa Permanente ASH ha ido paulatinamente derivando del teatro escolar a las obras para adultos. Sotelo se dio a conocer con la farsa El derecho de los asesinos. Obra que se estrenara en el Teatro Segura (1971) conjuntamente con El líder, de Jorge Tanillama luego de sonado litigio público con las autoridades ediles que, en un primer momento prohibieron la presentación de las obras “por atentar contra la seguridad del Estado”.
En 1969 había ganado el Concurso de obras de teatro escolar del TUSM por La lluvia güena, cuyo texto fue ampliado en El Huancapetí está negreando, que puede ser inscrita en la corriente de Teatro Campesino que iniciara Víctor Zavala. Otro enfoque del tema agrario es “KaradoshuEl alma de Emiliano Pantoja, que obtuviera mención Honrosa en el Concurso Andrés Bello. Karadoshu supera el simplismo de su producción inicial, en cuanto a la presentación del tema y los personajes. Emiliano Pantoja es más humano y contradictorio, con aspectos íntimos y no solamente facetas públicas o políticas. Es un auténtico antihéroe popular que con su ingenio va minando el poder del terrateniente, propiciando así el levantamiento de los campesinos.
Su libro sobre obras y guías para el teatro escolar es posiblemente el más difundido y conocido en todo el Perú. Actualmente dirige el elenco teatral de la Universidad Ricardo Palma.

Los Premios Anita Fernandini de Naranjo

Suspendido el apoyo estatal al teatro, la Universidad de San Marcos logra este notable incentivo a grupos, actores, escenógrafos y directores, generoso aporte al desarrollo teatral de la señora Anita Fernandini de Naranjo.
1961: TUSM, el mejor conjunto teatral; y en
1962: TUC. Ricardo Blume (dirección). Hudson Valdivia (actor).

Locales y Publicaciones

Locales teatrales que funcionan en estos años son: Municipal, Segura, Sala Alzedo, La Cabaña, Radio Mundial, Entre Nous, Alianza Francesa y el ICPNA, de Lima. Salas de la AAA, de Histrión, del Club de Teatro de Lima, Concha Acústica del Campo de Marte y el Olivar de San Isidro. En el cine Excelsior, de Miraflores: se abre El Corral de Comedias (hoy Teatro Británico).

Se edita: Teatro Peruano, publicado por la editorial Aguilar. Teatro Sudamericano, publicado por la editorial Losada. Vamos al teatro con los Grillos (4 tomos) publicado por el grupo Homero, teatro de grillos.

La Actividad de Café Teatro

En el Zanzíbar y posteriormente en el Urpi, de Iván Romero, en Miraflores, se inicia una actividad artísticamente válida de Café Teatro. Desafortunadamente aparecieron imitadores que derivaron la propuesta hacia espectáculos frívolos y degradantes, en nada relacionados con los presupuestaos estéticos de los Café Concert.

La Voz de las Nuevas Generaciones

Yego teatro comprometido, es el grupo que responde a los deseos de renovación generacional. Atisbos de ello se había dado ya desde 1960. El grupo Alba, conducido por Alonso Alegría, había realizado desde 1962 montajes de delicada factura.y aliento juvenil. Pero Carlos Clavo Ochoa, director de Yego, responde estéticamente al reclamo de los nuevos tiempos con un tipo distinto de puesta en escena, acordes con la música Ye-ye. Go-go, en boga.

Yego, teatro comprometido, marca la transición a tiempos de renovación con el montaje de Carlos Clavo: Alicia encuentra el amor en el maravilloso mundo de sus quince años. El asunto es sencillo: una adolescente descubre la noche de su cumpleaños las penurias del mundo en el que vive y, a través del amor, accede a una mayor conciencia de su realidad.
El ímpetu vigoroso de la puesta se magnificaba con la estridencia de la música Ye-ye Go-go, cuyas primeras sílabas dan nombre al grupo. El estilo de actuación se correspondía con la música que le servía de fondo. Son los años del “poder joven” y del “hagamos el amor, no la guerra”.

Cada uno de los montajes que siguieron rompen con la estética y desafían las formas hasta ese momento establecidas.
Para la reposición de Los Ruperto, de Juan Rivera Saavedra empleó como material principal el papel periódico; expresando con este recurso la miseria que se contraponía con el antro iluminado de rojo o fragua materna donde la familia se multiplicaba, convirtiendo la llegada de un nuevo ser desvalido en una amenaza para el mundo. Estilizada hasta el absurdo, llevada a extremos de happening, la creación de Yego valoró y acentuó la protesta del autor.
Desde entonces, las nuevas generaciones ya no aspiraron a ser dirigidas por los directores consagrados y confíaron en sus propios medios y en las posibilidades de los integrantes de su generación.

Yego, a pesar de llamarse teatro comprometido, no alcanzó.una plena actitud política. Su protesta se quedó en lo que de más visceral tienen las protestas de la juventud. Es el grupo Duende, teatro experimental ambulante, quien asume concientemente esta posición. Sin embargo, ambos grupos consiguen congregar un nuevo público numeroso en La Cabaña.

Sara Joffré,es otra representante de las nuevas generaciones. Traslada su austero estilo del teatro para niños a sus puestas para adultos. La excepción y la regla y posteriormente La buena alma de Tse Chuan, ambas de Bertolt Brecht, colocan en el espacio escénico mínimos elementos referenciales que se valoran por la actuación, menos emotiva que reflexiva de los actores.

No es ésta una renovación insular, concurren a ella la labor de Guillermo Ugarte Chamorro, en el Teatro Universitario de San Marcos (TUSM), la docencia y promoción de Reynaldo Damore, en el Club de Teatro y la docencia y dirección de Ricardo Blume en el Teatro de la Universidad Católica (TUC), que formó con una visión respetuosa de los textos clásicos. El viaje de algunos alumnos a Francia y a Chile, de Salvador Allende, pero sobre todo la asistencia del elenco universitario en 1968 al naciente Festival de Manizales, en Colombia motivarán cambio radicales en la institución.

En las postrimerías de los sesenta aparece un auténtico “poder joven” en la escena nacional. El 15 de Febrero nace el grupo TELBA, en la localidad de Barranco, conformado por vecinos aficionados del lugar y por actores egresados del TUC. Duende, animado por Carlos Padilla, clausura la década con un plástico montaje de Muerte y Vida Severina, de Joao Cabral de Melo Neto, dirigido por Silney Siquiera y música de Chico Buarque de Holanda.

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