sábado, 25 de febrero de 2012

CURSO DE INICIACION TEATRAL

ORIENTACIONES BÁSICAS LA ACTUACIÓN

Ubicación del arte del actor

El teatro es un arte cuyo medio de expresión es la representación poética de las relaciones humanas ante un público espectador participante. A las presencias humanas representadas en estas relaciones se les conoce tradicionalmente como personajes. El instrumento del que se vale el arte teatral para componer la relación entre los personajes, es el actor (actriz). El espacio sobre el cual se desarrollan estas relaciones es el escenario.
El teatro es un arte del hombre, por el hombre, para el hombre. Nada humano le es ajeno. Por eso, el actor es el eje de la estructura teatral. Y, mediante su actuación, todo lo que sobre la escena aparece tiende a humanizarse. Pero, en ningún caso se ofrece como una reproducción servil de la realidad, sino más bien como una interpretación de la misma. La obra se ofrece al público como una realidad alternativa en la que se interrelacionan comportamientos extracotidianos.
El actor, en cuanto eje de la estructura teatral, es el elemento sensorial principal por el cual el arte teatral se manifiesta y es lo que configura este elemento. El actor es medio e instrumento del arte teatral. Además por ser la unidad integral de su persona el agente de inspiración e expresión, el actor es un instrumento instrumentista.
Conceptualmente el actor al representar poéticamente las relaciones humanas actúa como un signo de los seres humanos que está representando. Y en este sentido, si consideramos que el signo no es la cosa sino la representación de la idea de la cosa, el actor no representa una relación de la realidad tal cual, sino la idea de una relación de la realidad. El espacio escénico es igualmente la representación de una idea del espacio social.
El actor es pues el artista creador de las presencias poéticas creadas por el dramaturgo o por el grupo teatral en un proceso de creación colectiva. Su oficio es representar estas creaciones al lado del conjunto cocreador, lo cual es antecedido por un largo proceso de preparación que son los ensayos. La proporción de éstos. en relación a la duración real de la obra en el momento de su presentación, es de una a cincuenta repeticiones como mínimo, según su grado de dificultades. Vale decir que una obra de diez minutos se deberá ensayar 500 como mínimo. Esto es ocho horas y veinte minutos. Una obra de una hora deberá ensayarse 50 horas distribuidas en diez ensayos de cinco horas o veinte de dos horas y media. No hay un acuerdo universal sobre el número de horas de ensayo, pero lo cierto es que sin rigurosas repeticiones es imposible llegar al dominio de la interpretación escénica. En ningún arte es más palpable aquello de que toda creación requiere 1% e inspiración y 99% de transpiración. Otro efecto saludable del gran número de ensayos es que hace más ligeras las representaciones que duran mucho menos, por cierto.


Exigencias profesionales del actor

El actor debe prepararse profesionalmente como una integralidad biopsicosociocultural, que responde a las exigencias del oficio:
1. Nuestro cuerpo puede ser nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo.
2. Debe lograrse una armonía psicosomática que favorezca la expresión espontánea.
3. Hay que reforzar las relaciones interpersonales y aprender a valorar a los demás.
4. El artista que no se arraiga a su cultura no puede crear obras importantes o trascendentes. Hay que comprometerse con el contexto y entender los matices ideológicos de la cultura a la que se pertenece y tratar de entender a las demás adquiriendo una tolerancia intercultural y aprendiendo a ser con los demás.
Prácticamente su proceso es un autodescubrimiento de su personalidad, de sus posibilidades expresivas y de su potencial creativo en los planos individual y social. Para el efecto, debe comenzar por autoanalizarse en función de sus aspiraciones creativas y entrenarse para el dominio de su unidad corporal y vocal y su creatividad. Su punto de partida es la sensación, su apertura al mundo, el cual deberá comenzar a ver con mayor agudeza. Es como si todo lo que sabía tuviera que comenzar de nuevo a prenderlo. Sobre todo, deberá encontrar sus limitaciones para superarlas y sus defectos más notables para corregirlos. Lo que más sorprende al joven aprendiz de actor es que no sabe respirar, que emite mal la voz, que pronuncia mal, que tiene un hombro más alto que otro, que su columna no está bien, que no sabe caminar, que se para defectuosamente, que bailoea en el sitio al hablar,,, Y así, va descubriendo por esta vía, un sin número de barreras desconocidas con las cuales ha estado viviendo y que ahora deberá superar.


Físicamente, un actor debe dominar su cuerpo, su respiración y su emisión vocal. Y, sobre este dominio, adquirir la habilidad expresiva correspondiente de sus gestos, actitudes, ademanes; de su pronunciación, fraseo y entonación vocales. Sobre todo, aprender a emplear el cuerpo y la voz como una unidad expresiva complementaria a la que se estimula mediante imágenes.


Psicológicamente, el actor debe autoanalizarse para conocerse, ya que su profesión se apoya en su capacidad de autoestima. El actor debe ser concentrarse en su objetivo profesional apasionadamente, debe ser decidido y sobreponerse a cualquier timidez limitante. En todo momento de su vida apuntará a lo mejor que puede dar de sí en ese instante, debe alcanzar su óptimo personal que no es el de los demás sino propio y exclusivo de él.
En general, los artistas son grandes observadores de los fenómenos del mundo que le interesan a su expresión; el actor, a quien nada humano le es ajeno, debe aprender a observarlo todo y a recordarlo al detalle. Las relaciones con el espacio y los objetos requieren de un gran sentido de la observación. Una tarea tan simple como la de abrir una puerta imaginaria, puede llevar mucho tiempo el llegarla a dominar. Más que el detalle, aquí se trata de llegar a la característica esencial de la manipulación que se efectúa. Otra batería importante de observaciones es a los usos y costumbres de las personas, a los movimientos de los animales, a las formas de los árboles, etc.
La memoria y la imaginación creadora son dos cualidades que hay que manejar a la perfección. Los recursos mnemotécnicos y la promoción del pensamiento creativo participan de todas las actividades formativas del actor. No son una instancia especial sino una presencia habitual. Sin memoria y creatividad es imposible llegar a expresarse artísticamente. Hablamos de una memoria reflexiva y no mecánicamente repetitiva. Aunque en algunos casos el hábito memorístico es la clave de la espontaneidad de un movimiento. En cierto modo la repetición de la que ya hemos hablado tiene por objeto memorizar lo ensayado hasta el dominio total.
El actor repite hasta hacer de lo que repite un hábito. Es experto en adquirir hábitos para la composición del personaje. Atiende a la secuencia:
Siembra acciones y cosecharás un hábito,
Siembra un hábito y cosecharás una costumbre,
Siembra una costumbre y cosecharás un carácter,
Siembra un carácter y cosecharás un destino.


Socialmente, un actor domina las variantes de las relaciones interpersonales. Sabe comunicarse con precisión y eficacia. Investiga o participa de los rituales de la vida social y los maneja. Los comportamientos según los diferentes estratos de los roles que desempeña son estudiados al detalle. Lógicamente no los emplea tal cual sino que les da una dimensión poética, dentro de su función artística de poetizar la realidad. Por otra parte, el teatro es un arte entretejido a la red de relaciones de la vida social y es en sí mismo un hecho social. El teatro es un trabajo de equipo, producto de una colaboración creativa grupal, tanto en su proceso de preparación, como en el acto mismo de la función teatral. Es una ceremonia de convivencia social que se da en presencia y en presente. Y en este aspecto el público forma parte de la ejecución del ritual y no es un mero receptor de sus propuestas sino un ser activo y participante. El actor, si bien no siempre se dirige al público directamente, actúa siempre en función del público.


Culturalmente, el actor frecuenta el repertorio de creaciones de la cultura en todas las instituciones básicas de socialización. Usos y costumbres característicos de los diferentes grupos humanos son investigados y reconocidos y aprende a identificarse con ellos. Trabaja la oferta cultural y la enriquece, es su fuente de inspiración y originalidad expresiva.
Es en este campo donde la vocación del actor adquiere su trascendencia social porque es en este plano donde él define el objetivo o misión de su arte. Las motivaciones pueden haber sido muy personales e íntimas, pero la finalidad debe responder a un compromiso con la sociedad. La ideología y la historia responderán a estas inquietudes y marcarán la línea de sus creaciones. Pues, si bien el arte es una recreación, una manera saludable de emplear el tiempo libre, no es un mero pasatiempo sino que permite acceder nuevos enfoques sobre el sentido de la vida y la realización de los seres humanos. El teatro, humanístico por excelencia, tiene un compromiso ineludible con la dignificación de la humanidad; y esto es lo que siempre ha hecho el gran arte teatral. El teatro es en sí uno de los productos culturales que mejor definen el perfil histórico del hombre y toda la perfección técnica profesional que debe alcanzar un actor es para hacer de esta expresión una experiencia profunda y trascendente.

Profesionalmente, el actor se preocupará por tener una cultura general y especializada, conocer el proceso histórico del teatro en su país y en el mundo, saber analizar las obras de teatro, los recursos de su creación, la estructura y las exigencias de los diferentes elementos expresivos del arte teatral, la historia, características y apreciación de las otras artes, la historia de la cultura, frecuentará las expresiones vivas de estas manifestaciones y de ellas obtendrá nuevas fuentes de inspiración para sus creaciones.
Como artista debe desplegar un alto sentido ético y estético de su profesión. Debe profundizar en las exigencias del oficio y, como en los talleres medievales acceder desde los planos básicos de aprendiz hasta hacerse un oficial y llegar a ser un maestro. Dominar la técnica, adquirir presencia escénica, ejercer una férrea disciplina en sus actos, valorar el trabajo colectivo con sus compañeros cocreadores, ser sincero y dispuesto a la colaboración. No pretender lucirse, ni ser la estrella sino el más identificado con la tarea del conjunto. Respetar al público tratándolo como un interlocutor sensible y pensante. Fortalecer su temperamento, pero sin excederse en la expresión del mismo. Aun en el torbellino de la pasión ha de mostrar equlibrio y hondura expresivos capaces de estimular la sensibilidad inteligente de los espectadores. Y nunca olvidar que se habla al público en la medida en que se habla del público.


A partir de estas consideraciones el Taller de Iniciación a la Actuación se concentrará en cuatro aspectos:

a) El trabajo sobre sí mismo, en los términos socráticos del "Nosce te ipsum".

b) El cultivo transversal de los sentidos ético y estético; vale decir, deontológico y artístico.

c) El perfeccionamiento técnico de la corp-oralidad, que considera integrados al cuerpo y la voz.

d) El conocimiento y dominio de las exigencias del espacio escénico.


Es sobre esta base sólidamente adquirida que se accederá en posteriores talleres a las diferentes técnicas de creación o composición de las presencias escénicas o personajes en el contexto de la creación o composición de la representación de la obra dramática.

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