Joseph K. es un excelente empleado de X Corporation, por lo que ha merecido el reconocimiento público de sus jefes y sucesivos ascensos. Joseph K. ha seguido los talleres de Calidad Total dictados en X Corporation, y desde entonces ha sumado a su rendimiento habitual sucesivas propuestas de innovaciones para satisfacer al cliente. Joseph K. es un militante abanderado de la Cultura de la Calidad Total.
Pero, esta luz de la Empresa es la oscuridad de su casa, de la cual se ha ausentado significativamente. Joseph K. justifica esta notoria ausencia de la vida familiar en la gran proporción de tiempo que requiere su notable rendimiento en la Empresa.. "Por lo demás- dice Joseph K. a su mujer en las cada vez más continuas discusiones conyugales- gracias a esto puedo brindar a la familia un alto nivel de bienestar material". Por su parte, la Empresa misma ofrece a los familiares múltiples servicios recreacionales de los que pueden disfrutar. No obstante, nadie podría decir que la vida íntima de Joseph K. es armoniosa y feliz; por lo menos tanto como lo son sus relaciones laborales. Todo esto ha provocado que Joseph K. prefiera estar más en el trabajo que en la casa "donde sólo saben discutir y reclamarle una mayor presencia sin reconocer su sacrificada entrega a la obtención de mejorías económicas para el bien de todos".
Este dilema no es exclusivo de nuestro protagonista, es una constante comprobada estadísticamente en muchas empresas en el mundo. La adicción laboral y el escapismo del hogar revelan hasta qué punto se concibe a la familia como una organización ajena al proceso de producción. Sin embargo, los mismos principios que contribuyen al mejor rendimiento de Joseph K. en el trabajo podría emplearlos para optimizar su vida familiar. El concepto y la práctica de la Calidad en el Servicio al Público, tan difundidos aunque no siempre rigurosamente aplicados, pueden extenderse, y de hecho se está extendiendo, a las relaciones en el hogar.
La familia no es sólo la célula de la organización social, es también su más pequeña unidad empresarial. Tanto por sus dinámicas de relación interpersonal cuanto por los fines y objetivos de perfeccionamiento de sus integrantes, la familia es la menor unidad de producción de la felicidad de los seres humanos. Nuestras vidas se desenvuelven entre dos polos de relación fundamentales: el hogar y el trabajo, siendo los otros núcleos de la vida social, pasajes de tránsito entre ambos polos. Por otra parte, la salud mental de los individuos precisa de una saludable vida familiar. El Proyecto de Pareja que sostiene las relaciones conyugales exige creación continua de valores en un esfuerzo constante por la mejoría y progreso de padres e hijos. El producto del proceso armónico de producción en la familia es la felicidad de sus integrantes, su plena realización como seres humanos. En esta Empresa todos somos clientes internos y externos a la vez.
Mejoramiento continuo de las relaciones en el seno del hogar implica una preocupación atenta y permanente por la renovación de las actividades familiares. Y para esto no hay un tiempo indefinido. Unicamente hasta los quince años más o menos se puede planificar una vida conjunta, porque cuando los hijos llegan a la pubertad, a la adolescencia y a la universidad, comienzan a tener cada vez más actividades particulares de las que sólo pueden los padres participar como receptores de información acerca de cómo les fue en ellas a los jóvenes. Y esto, siempre y cuando se hayan hecho costumbre las comunicaciones regulares entre los miembros.
Que Joseph K. no es un egoísta se podría demostrar de muchas fromas. Lo que ignora es que el desarrollo personal auténtico sólo se alcanza mediante una sincera y profunda lealtad a nosotros mismos y a los demás. Comenzando este inmenso grupo por nuestros familiares más cercanos y también por nuestros vecinos. Pero tratar este último punto es ingresar a la Calidad de la Vida Comunitaria, que también buena falta que nos hace a los peruanos. Hay informes que señalan entre las causas de la proliferación de la violencia juvenil en los últimos años, la disminución del coloquio de los muchachos en el barrio con la consiguiente pérdida del sentido de colaboración y apoyo mutuo. Este aislamiento hace a los barrios más vulnerables al ingreso de agentes extraños. Al convertirse cada uno en una isla se hacen más débiles ante todo tipo de agresión.
¿ En qué medida se debilita Joseph K. al no pensar en la clientela interna de su casa; al no propiciar encuentros fecundos con mucho valor agregado: pequeños regalos, sorpresas, salidas inesperadas? Porque Joseph K. puede ser el mago de su propiua felicidad si organiza su vida en función de estos objetivos. Y, lo que es casi seguro, aumentará su rendimiento laboral, y dará a la Empres lo que es de la Empresa y a su Hogar lo que es de su Hogar, imprimiendo Excelencia y Plenitud a su Vida.
Pero, esta luz de la Empresa es la oscuridad de su casa, de la cual se ha ausentado significativamente. Joseph K. justifica esta notoria ausencia de la vida familiar en la gran proporción de tiempo que requiere su notable rendimiento en la Empresa.. "Por lo demás- dice Joseph K. a su mujer en las cada vez más continuas discusiones conyugales- gracias a esto puedo brindar a la familia un alto nivel de bienestar material". Por su parte, la Empresa misma ofrece a los familiares múltiples servicios recreacionales de los que pueden disfrutar. No obstante, nadie podría decir que la vida íntima de Joseph K. es armoniosa y feliz; por lo menos tanto como lo son sus relaciones laborales. Todo esto ha provocado que Joseph K. prefiera estar más en el trabajo que en la casa "donde sólo saben discutir y reclamarle una mayor presencia sin reconocer su sacrificada entrega a la obtención de mejorías económicas para el bien de todos".
Este dilema no es exclusivo de nuestro protagonista, es una constante comprobada estadísticamente en muchas empresas en el mundo. La adicción laboral y el escapismo del hogar revelan hasta qué punto se concibe a la familia como una organización ajena al proceso de producción. Sin embargo, los mismos principios que contribuyen al mejor rendimiento de Joseph K. en el trabajo podría emplearlos para optimizar su vida familiar. El concepto y la práctica de la Calidad en el Servicio al Público, tan difundidos aunque no siempre rigurosamente aplicados, pueden extenderse, y de hecho se está extendiendo, a las relaciones en el hogar.
La familia no es sólo la célula de la organización social, es también su más pequeña unidad empresarial. Tanto por sus dinámicas de relación interpersonal cuanto por los fines y objetivos de perfeccionamiento de sus integrantes, la familia es la menor unidad de producción de la felicidad de los seres humanos. Nuestras vidas se desenvuelven entre dos polos de relación fundamentales: el hogar y el trabajo, siendo los otros núcleos de la vida social, pasajes de tránsito entre ambos polos. Por otra parte, la salud mental de los individuos precisa de una saludable vida familiar. El Proyecto de Pareja que sostiene las relaciones conyugales exige creación continua de valores en un esfuerzo constante por la mejoría y progreso de padres e hijos. El producto del proceso armónico de producción en la familia es la felicidad de sus integrantes, su plena realización como seres humanos. En esta Empresa todos somos clientes internos y externos a la vez.
Mejoramiento continuo de las relaciones en el seno del hogar implica una preocupación atenta y permanente por la renovación de las actividades familiares. Y para esto no hay un tiempo indefinido. Unicamente hasta los quince años más o menos se puede planificar una vida conjunta, porque cuando los hijos llegan a la pubertad, a la adolescencia y a la universidad, comienzan a tener cada vez más actividades particulares de las que sólo pueden los padres participar como receptores de información acerca de cómo les fue en ellas a los jóvenes. Y esto, siempre y cuando se hayan hecho costumbre las comunicaciones regulares entre los miembros.
Que Joseph K. no es un egoísta se podría demostrar de muchas fromas. Lo que ignora es que el desarrollo personal auténtico sólo se alcanza mediante una sincera y profunda lealtad a nosotros mismos y a los demás. Comenzando este inmenso grupo por nuestros familiares más cercanos y también por nuestros vecinos. Pero tratar este último punto es ingresar a la Calidad de la Vida Comunitaria, que también buena falta que nos hace a los peruanos. Hay informes que señalan entre las causas de la proliferación de la violencia juvenil en los últimos años, la disminución del coloquio de los muchachos en el barrio con la consiguiente pérdida del sentido de colaboración y apoyo mutuo. Este aislamiento hace a los barrios más vulnerables al ingreso de agentes extraños. Al convertirse cada uno en una isla se hacen más débiles ante todo tipo de agresión.
¿ En qué medida se debilita Joseph K. al no pensar en la clientela interna de su casa; al no propiciar encuentros fecundos con mucho valor agregado: pequeños regalos, sorpresas, salidas inesperadas? Porque Joseph K. puede ser el mago de su propiua felicidad si organiza su vida en función de estos objetivos. Y, lo que es casi seguro, aumentará su rendimiento laboral, y dará a la Empres lo que es de la Empresa y a su Hogar lo que es de su Hogar, imprimiendo Excelencia y Plenitud a su Vida.
La Calidad comienza por casa; como en el cuento, el pájaro azul de la felicidad no hay que partir a buscarlo en lejanos países o en el más allá, está siempre entre nosotros. Hay que aprender a descubrirlo en los pequeños detalles de la relación cotidiana en el hogar, en la ternura, en la risa, en el diálogo y en la paz del silencio donde los cuerpos se encuentran para cabalgar hacia el reino de la Comunicación Total.
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