De comienzos del Siglo XX hasta 1929
La Compañía de Niños, Baronti
Demetrio Baronti, industrial propietario de la fábrica de chocolates y galletas El Gallo organiza con niños de diferentes barrios de Lima, una Compañía Infantil.
Lo importante de esta iniciativa, que realizó con los talentos infantiles giras a provincias del norte del país, es que muchos de sus integrantes serían los animadores del teatro de divos de los años siguientes como Luis Canessa Mendieta, Eloy Corcuera y Carlos Rodrigo; este último gran imitador de personajes populares.
Rogel Retes, que continuó hasta Santiago de Chile, se instaló en ese país. Por su interpretación del "roto" es considerado uno de los fundadores del teatro chileno.
Leonidas Yerovi (1881-1917)
A caballo entre dos siglos, encuentra el tono apropiado para hablar de nuestra realidad.
La de cuatro mil, La Salsa Roja, Domingo Siete, muestran con gracejo y excelente humor las limitaciones provincianas de una Lima que no acaba de crecer y que vive pendiente de la suerte, porque "el suertero que grita ´la de a mil´ contiene no sé qué fondo de Dios". En La de cuatro mil, hay una sutil confrontación de la actitud masculina con la femenina y el esfuerzo provinciano de crecimiento expresado por las dos mujeres de la obra. Escrita en verso fluido, ha merecido innumerables puestas en escena hasta la fecha en nuestro país.
El Modernismo
José Santos Chocano (1875-1934) escribe: Sin nombre (1896), El Nuevo Hamlet (1898), Duelo a muerte (1899). El actor Vico le estrena Vendimiriano (1899).
En 1900, Ingenio. El drama Los Conquistadores se estrenó en Madrid. Fue editado en 1906.
Chocano reflexiona en sus obras sobre las pasiones y la condición existencial de los seres humanos.
Abraham Valdelomar (1888-1919) En Verdolaga, tragedia pastoril en tres actos, intenta un teatro más profundo, que aborde la complejidad del alma humana y la vida social.
José Chioino. Sus obras aluden a las limitaciones culturales del medio. Escribe Petronio (1923), La propia comedia, donde juega con los diversos puntos de vista desde los cuales puede ser juzgada la realidad.
Ricardo Peña Acorde con las intenciones intelectuales de este grupo de escritores ofrece en Bandolero Niño (1935) un diseño poético del bandolero Luis Pardo.
Los sainetes líricos
Julio de la Paz, seudónimo de Julio Baudoin de la Paz ironiza tipos y costumbres nacionales.
Las tapadas, referida a la Lima virreinal, es escrita en colaboración con José Carlos Mariátegui.
Los niños faites (1915) tiene música de Reynaldo La Rosa.
Para El cóndor pasa, Daniel Alomía Robles escribe la música (1916).
Otras obras son: Sangre bohemia, La cosecha y Sueño de opio.
Lima en Kodak:
En Enero de 1923, como demostración de la inusitada preferencia del público limeño por la zarzuela, Ricardo Chirre Danós alcanza las 300 representaciones con una revista musical en el Teatro Colón, Lima en Kodak. Ángela Járquez, Ernestina Zamorano y Antonia Puro destacan en este singular espectáculo que encandiló a los limeños durante un año.
En Mundial, del 26-01-1923 se comentó el espectáculo de cinco cuadros y una apoteosis: ¡Criollo puro!, El fumadero, Visión del opio, Por las nubes, El palacio del Dinero. Se antologaba en ellos diversos aspectos de la vida limeña.
Dirigida por Alfredo Hernández y Arturo Castillo con escenografía de Luis Infante presentaba al final un río Rímac navegado por góndolas venecianas.
Salas limeñas
Durante el oncenio, el presidente Augusto B. Leguía dió su apoyo para que el alcalde de Lima, don Federico Elguera, con miras a las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional, reconstruyera el Teatro Principal incendiado en 1883. El 14 de Febrero de 1909 se inauguró como Teatro Municipal, con la presentación de la Compañía María Guerrero- Fernando Díaz de Mendoza. En 1929 pasó a llamarse Teatro Manuel A, Segura.
Otras salas fueron el Forero, inaugurado en 1920 en los terrenos del antiguo Olimpo, y que en 1929 pasó a ser el actualmente incendiado Teatro Municipal.
Un local famoso es el Politeama, donde en 1886 se presentó la gran diva Sara Bernhardt.
En el Delicias (1910) de los Barrios Altos se representó teatro chino.
En la Plaza Italia estaba el Mazzi (1911). En 1914 se inauguró el Teatro Colón de la Plaza San Martín.
En Chorrillos funcionó el Teatro Marchetti (1869). También hubieron locales en el Callao, como el Ideal.
Los Años Treinta
Durante este periodo en el teatro Campoamor actúa la Compañía de Carlos y Ernestina Zamorano.
Compañía Infantil Hermanos Gassols
Organizada por el padre de los Gassols,en 1934 .Estrena en el Teatro Ideal, del Callao Molinos de Viento. Recorre toda la costa presentando comedias, operetas y zarzuelas y llega hasta Chile, Bolivia y Argentina.
Integran el elenco, además de los niños de la familia, José Velásquez, Enrique Victoria. En su gira a Arequipa se les suma Guillermo Ugarte Chamorro, que dirigía al grupo de niños que la colectividad arequipeña había bautizado como Precocidad.
Carlos Gassols y Enrique Victoria todavía actúan y son los patriarcas del teatro peruano.
Actuación y parafernalia
Caracteriza este periodo la presencia de capocómicos o divos, que se unen entre ellos y forman familias teatrales, otros se proyectan al extranjero y se desarrollan lejos del país.
En varios locales establecidos se presenta regularmente compañías encabezadas por actores peruanos que también hacen giras a provincias.
No existe una Escuela de Teatro por lo que se sigue el sistema de compañías de divos (estrellas) a las que se accede desde meritorio, partiquino, actor de reparto, galán, etc.
La forma de actuar es ampulosa y remarcada, abundando la morcilla y el latiguillo. Este tipo de actuación continuará hasta mediados de los años cuarenta del siglo pasado.
Los Divos peruanos
Los divos, capocómicos, cabezas de compañía cultivan el sainete criollo y la línea costumbrista, sobre todo en Lima.
Paco Andreu, Carlos Revolledo, “El cholo” - creador del sargento de polecia- son pioneros del cine nacional con Los palomillas del Rímac y El Gallo de mi Galpón.
Leonardo Arrieta, Lucho Córdova, Rogel Retes sostienen compañías. Revolledo adapta al medio sainetes españoles, a los que pone títulos sugestivos. En Cañete ha sonado un cohete le deparó gratas satisfacciones.
Rogel Retes y Lucho Córdova se establecen en Chile y de allí Córdova cada año retorna a Lima con su compañía, acompañado de su esposa Olvido Leguía.
Lucho Córdova estrena Del 96 al 36 de E. Pastor.
El Teatro de César Vallejo (1892-1938)
Muestro ilustre poeta, escribe en Francia obras de teatro, cuya representación propone a directores como Louis Jouvet. En sus textos teóricos plantea puntos de vista sobre la renovación teatral, en el lejano París.
Algunas de estas obras, de contenido político, nos remiten a la realidad nacional como Colacho, hermanos (1934), de argumento basado en su novela Tungsteno, y La Piedra cansada (1937), que se desarrolla en el incario.
En Notas sobre una nueva estética teatral, (París 1934) postula: “ El teatro es un sueño. Las leyes del sueño aplicadas a la escena con esa arbitrariedad y esa libertad del sueño. La incoherencia de las metamorfosis, las contradicciones aparentes, la lógica profunda, la dialéctica subterránea, el orden esencial en el desorden de su superficie…
Hasta la fecha no podemos hablar de una influencia de la estética teatral de Vallejo en la escena peruana. Guido Podestá ha investigado este aspecto de la producción vallejiana.
Eckhardt Pastor
Funda la Sociedad Peruana de Actores y dona un espacio en Chaclacayo para ¨La Casa del Artista¨, actualmente en triste abandono.
Del 96 al 36 estrenada por Lucho Córdova con el entremés criollo Vamos a Seguirla, entre el primer y segundo actos, muestra una Lima que se iba y que hoy finalmente se fue del todo.
En las evocaciones de los criollos a comienzos del XX, frente a las exigencias de los nuevos tiempos, hay una visión idílica del pasado que es reveladora de cuánto puede ser un lastre el falso romanticismo y el poco pragmático deseo de anclar en el pasado.
La Compañía de Niños, Baronti
Demetrio Baronti, industrial propietario de la fábrica de chocolates y galletas El Gallo organiza con niños de diferentes barrios de Lima, una Compañía Infantil.
Lo importante de esta iniciativa, que realizó con los talentos infantiles giras a provincias del norte del país, es que muchos de sus integrantes serían los animadores del teatro de divos de los años siguientes como Luis Canessa Mendieta, Eloy Corcuera y Carlos Rodrigo; este último gran imitador de personajes populares.
Rogel Retes, que continuó hasta Santiago de Chile, se instaló en ese país. Por su interpretación del "roto" es considerado uno de los fundadores del teatro chileno.
Leonidas Yerovi (1881-1917)
A caballo entre dos siglos, encuentra el tono apropiado para hablar de nuestra realidad.
La de cuatro mil, La Salsa Roja, Domingo Siete, muestran con gracejo y excelente humor las limitaciones provincianas de una Lima que no acaba de crecer y que vive pendiente de la suerte, porque "el suertero que grita ´la de a mil´ contiene no sé qué fondo de Dios". En La de cuatro mil, hay una sutil confrontación de la actitud masculina con la femenina y el esfuerzo provinciano de crecimiento expresado por las dos mujeres de la obra. Escrita en verso fluido, ha merecido innumerables puestas en escena hasta la fecha en nuestro país.
El Modernismo
José Santos Chocano (1875-1934) escribe: Sin nombre (1896), El Nuevo Hamlet (1898), Duelo a muerte (1899). El actor Vico le estrena Vendimiriano (1899).
En 1900, Ingenio. El drama Los Conquistadores se estrenó en Madrid. Fue editado en 1906.
Chocano reflexiona en sus obras sobre las pasiones y la condición existencial de los seres humanos.
Abraham Valdelomar (1888-1919) En Verdolaga, tragedia pastoril en tres actos, intenta un teatro más profundo, que aborde la complejidad del alma humana y la vida social.
José Chioino. Sus obras aluden a las limitaciones culturales del medio. Escribe Petronio (1923), La propia comedia, donde juega con los diversos puntos de vista desde los cuales puede ser juzgada la realidad.
Ricardo Peña Acorde con las intenciones intelectuales de este grupo de escritores ofrece en Bandolero Niño (1935) un diseño poético del bandolero Luis Pardo.
Los sainetes líricos
Julio de la Paz, seudónimo de Julio Baudoin de la Paz ironiza tipos y costumbres nacionales.
Las tapadas, referida a la Lima virreinal, es escrita en colaboración con José Carlos Mariátegui.
Los niños faites (1915) tiene música de Reynaldo La Rosa.
Para El cóndor pasa, Daniel Alomía Robles escribe la música (1916).
Otras obras son: Sangre bohemia, La cosecha y Sueño de opio.
Lima en Kodak:
En Enero de 1923, como demostración de la inusitada preferencia del público limeño por la zarzuela, Ricardo Chirre Danós alcanza las 300 representaciones con una revista musical en el Teatro Colón, Lima en Kodak. Ángela Járquez, Ernestina Zamorano y Antonia Puro destacan en este singular espectáculo que encandiló a los limeños durante un año.
En Mundial, del 26-01-1923 se comentó el espectáculo de cinco cuadros y una apoteosis: ¡Criollo puro!, El fumadero, Visión del opio, Por las nubes, El palacio del Dinero. Se antologaba en ellos diversos aspectos de la vida limeña.
Dirigida por Alfredo Hernández y Arturo Castillo con escenografía de Luis Infante presentaba al final un río Rímac navegado por góndolas venecianas.
Salas limeñas
Durante el oncenio, el presidente Augusto B. Leguía dió su apoyo para que el alcalde de Lima, don Federico Elguera, con miras a las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional, reconstruyera el Teatro Principal incendiado en 1883. El 14 de Febrero de 1909 se inauguró como Teatro Municipal, con la presentación de la Compañía María Guerrero- Fernando Díaz de Mendoza. En 1929 pasó a llamarse Teatro Manuel A, Segura.
Otras salas fueron el Forero, inaugurado en 1920 en los terrenos del antiguo Olimpo, y que en 1929 pasó a ser el actualmente incendiado Teatro Municipal.
Un local famoso es el Politeama, donde en 1886 se presentó la gran diva Sara Bernhardt.
En el Delicias (1910) de los Barrios Altos se representó teatro chino.
En la Plaza Italia estaba el Mazzi (1911). En 1914 se inauguró el Teatro Colón de la Plaza San Martín.
En Chorrillos funcionó el Teatro Marchetti (1869). También hubieron locales en el Callao, como el Ideal.
Los Años Treinta
Durante este periodo en el teatro Campoamor actúa la Compañía de Carlos y Ernestina Zamorano.
Compañía Infantil Hermanos Gassols
Organizada por el padre de los Gassols,en 1934 .Estrena en el Teatro Ideal, del Callao Molinos de Viento. Recorre toda la costa presentando comedias, operetas y zarzuelas y llega hasta Chile, Bolivia y Argentina.
Integran el elenco, además de los niños de la familia, José Velásquez, Enrique Victoria. En su gira a Arequipa se les suma Guillermo Ugarte Chamorro, que dirigía al grupo de niños que la colectividad arequipeña había bautizado como Precocidad.
Carlos Gassols y Enrique Victoria todavía actúan y son los patriarcas del teatro peruano.
Actuación y parafernalia
Caracteriza este periodo la presencia de capocómicos o divos, que se unen entre ellos y forman familias teatrales, otros se proyectan al extranjero y se desarrollan lejos del país.
En varios locales establecidos se presenta regularmente compañías encabezadas por actores peruanos que también hacen giras a provincias.
No existe una Escuela de Teatro por lo que se sigue el sistema de compañías de divos (estrellas) a las que se accede desde meritorio, partiquino, actor de reparto, galán, etc.
La forma de actuar es ampulosa y remarcada, abundando la morcilla y el latiguillo. Este tipo de actuación continuará hasta mediados de los años cuarenta del siglo pasado.
Los Divos peruanos
Los divos, capocómicos, cabezas de compañía cultivan el sainete criollo y la línea costumbrista, sobre todo en Lima.
Paco Andreu, Carlos Revolledo, “El cholo” - creador del sargento de polecia- son pioneros del cine nacional con Los palomillas del Rímac y El Gallo de mi Galpón.
Leonardo Arrieta, Lucho Córdova, Rogel Retes sostienen compañías. Revolledo adapta al medio sainetes españoles, a los que pone títulos sugestivos. En Cañete ha sonado un cohete le deparó gratas satisfacciones.
Rogel Retes y Lucho Córdova se establecen en Chile y de allí Córdova cada año retorna a Lima con su compañía, acompañado de su esposa Olvido Leguía.
Lucho Córdova estrena Del 96 al 36 de E. Pastor.
El Teatro de César Vallejo (1892-1938)
Muestro ilustre poeta, escribe en Francia obras de teatro, cuya representación propone a directores como Louis Jouvet. En sus textos teóricos plantea puntos de vista sobre la renovación teatral, en el lejano París.
Algunas de estas obras, de contenido político, nos remiten a la realidad nacional como Colacho, hermanos (1934), de argumento basado en su novela Tungsteno, y La Piedra cansada (1937), que se desarrolla en el incario.
En Notas sobre una nueva estética teatral, (París 1934) postula: “ El teatro es un sueño. Las leyes del sueño aplicadas a la escena con esa arbitrariedad y esa libertad del sueño. La incoherencia de las metamorfosis, las contradicciones aparentes, la lógica profunda, la dialéctica subterránea, el orden esencial en el desorden de su superficie…
Hasta la fecha no podemos hablar de una influencia de la estética teatral de Vallejo en la escena peruana. Guido Podestá ha investigado este aspecto de la producción vallejiana.
Eckhardt Pastor
Funda la Sociedad Peruana de Actores y dona un espacio en Chaclacayo para ¨La Casa del Artista¨, actualmente en triste abandono.
Del 96 al 36 estrenada por Lucho Córdova con el entremés criollo Vamos a Seguirla, entre el primer y segundo actos, muestra una Lima que se iba y que hoy finalmente se fue del todo.
En las evocaciones de los criollos a comienzos del XX, frente a las exigencias de los nuevos tiempos, hay una visión idílica del pasado que es reveladora de cuánto puede ser un lastre el falso romanticismo y el poco pragmático deseo de anclar en el pasado.
El Teatro de los Anarco-sindicalistas
Este fecundo movimiento ha sido parcialmente investigado por el director Rafael Hernández.
Los obreros del teatro anarco-sindicalista representaron a Enrique Ibsen en Lima, mucho antes de que el movimiento teatral comenzara a abrirse a las manifestaciones mundiales.
Este fecundo movimiento ha sido parcialmente investigado por el director Rafael Hernández.
Los obreros del teatro anarco-sindicalista representaron a Enrique Ibsen en Lima, mucho antes de que el movimiento teatral comenzara a abrirse a las manifestaciones mundiales.
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